United States or South Georgia and the South Sandwich Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aquí, donde me ves, estoy en camino de hacer fortuna, por haberme encontrado hace seis meses a un viejo y canallesco nigromante, a un tipo astuto, a un hombre extraordinario... ¡al profesor Bálsamo...! BEAUVALLON. ¡Calla...! ¡Yo conozco ese nombre...!

Mi amigo Duarte, notario, persona distinguida, de carácter observador y muy cursado en letras clásicas, se llevó la palma. Nos hizo la pintura de un antiguo profesor suyo, tan original y chistoso, que merece la pena de darlo a conocer al público. Con permiso de mi ilustrado amigo, voy a hacerlo, adoptando en cuanto sea posible las mismas palabras con que él nos lo describió.

Cada vez que intentaba un apóstrofe oratorio tenía que cortarlo para dar salida á un estornudo. Adivinó el profesor Flimnap este misterio al recordar algunas crónicas remotas sobre la llegada de otros gigantes.

Se detuvo el profesor un instante para agregar con alguna malicia: Y yo pude afirmar además, de un modo concluyente, que es usted un verdadero gentleman, porque he ordenado á dos de mis secretarios que volviesen las hojas de un libro más grande que mi persona, con tapas de cuero negro, que nuestra grúa sacó de uno de sus bolsillos. He podido leer rápidamente algunas de dichas hojas.

Mareábamos al criado que trajo la noticia con un sin fin de preguntas: queríamos que nos informase de todos los pormenores, y el pobre sólo sabía por referencia que el profesor se hallaba hacia la calle de Toledo mandando una barricada.

Guiado por la curiosidad y los comentarios de varias damas barbudas, acabó por fijarse el profesor en una de las mujeres que ocupaban el estrado de los senadores.

Usted, que es tan caballero, también sería capaz de hacer por ... Y el buen profesor hablaba como si se sintiera ligado con el príncipe por una camaradería profesional, por una condición idéntica. Los dos estaban enamorados. Lubimoff, ansioso por conocer el encargo, hizo gestos de aprobación. : no se equivocaba; era capaz de hacer en su favor cuanto le pidiese.

Al menor intento de rebeldía estos hilos amenazadores podían animarse y retorcerse, haciendo presa en el coloso. Por las inmediaciones de la escollera iban y venían en incesante navegación dos buques de la escuadra, interponiéndose entre el prisionero y el mar libre. El profesor tuvo que retirarse sin poder hablar á su antiguo protegido.

Bien sabe usted lo que le espera al alumno que se pone delante de un profesor: usted mismo, con todo su amor á la justicia, con todos sus buenos sentimientos, ha estado conteniéndose á duras penas cuando yo le decía amargas verdades, ¡usted mismo, P. Fernandez! ¿Qué bienes ha sacado el que entre nosotros quiso sembrar otras ideas?

Adivino en su rostro la curiosidad. Se pregunta usted cómo pudo realizarse esta maravillosa reversión en la preeminencia de los sexos. Era empresa difícil ... pero al fin triunfamos, como va usted á ver. Donde el profesor Flimnap termina su lección