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Profesiones de Antaño Tan radical ha sido la transformación experimentada en la vida pública ó privada de los españoles durante el espacio de cuatro siglos, que, cuesta hoy trabajo creer en la existencia de algunos.

Considerando detenidamente la construcción moral de un gran pueblo, se puede observar que lo que se llama profesiones conocidas o carreras no es lo que sostiene la gran muchedumbre: descártense los abogados y los médicos, cuyo oficio es vivir de los disparates y excesos de los demás; los curas, que fundan su vida temporal sobre la espiritual de los fieles; los militares, que venden la suya con la expresa condición de matar a los otros; los comerciantes, que reducen hasta los sentimientos y pasiones a valores de bolsa; los nacidos propietarios, que viven de heredar; los artistas, únicos que dan trabajo por dinero, etc., y todavía quedará una multitud inmensa que no existirá de ninguna de esas cosas y que sin embargo existirá: su número en los pueblos grandes es crecido, y esta clase de gentes no pudieran sentar sus reales en ninguna otra parte; necesitan el ruido y el movimiento, y viven, como el pobre del Evangelio, de las migajas que caen de la mesa del rico.

Pocas historias conozco tan accidentadas ni tan dolorosas como la de Alberto Glatigny, quien en poco más de quince años ejercitó las profesiones de apuntador, comediante, autor dramático, improvisador y poeta.

Y así, le dijo: -Paréceme, señor caballero andante, que vuestra merced ha profesado una de las más estrechas profesiones que hay en la tierra, y tengo para que aun la de los frailes cartujos no es tan estrecha. -Tan estrecha bien podía ser -respondió nuestro don Quijote-, pero tan necesaria en el mundo no estoy en dos dedos de ponello en duda.

Durante los dos primeros tercios del siglo XIX apenas hubo, en nuestro país, político, jurisconsulto ni personaje notable en otras profesiones, que no empezase por componer versos y que a menudo no siguiese componiéndolos durante toda su vida.

Bullía en su alma la afición al pastoreo que todos llevamos en nosotros como herencia ancestral de remotos ascendientes, en la época en que el hombre, no sabiendo explotar las entrañas de la tierra, vivía de reunir a las bestias, sustentándose de sus despojos. Ser pastor, pero pastor de fieras, era para doña Sol la más interesante y heroica de las profesiones.

Las necesidades de una ciudad dominada por ellos les habían hecho abrazar todas las profesiones, siendo artesanos, pescadores, barqueros, mozos de cordel, cargadores del puerto. Guardaban la lengua castellana como idioma del hogar, como bandera original, cuyo aleteo reunía sus almas dispersas, un castellano en formación, blando y sin consistencia, semejante á una criatura recién nacida.

Estas pequeñas verdades son muchas en todas las profesiones; bastando para convencerse de ello, el oir á los que se ocupan aun en los oficios mas sencillos. ¿Cuál será pues el mejor agricultor?

Tengo para , como cosa evidente, que la zarzuela es una mezcla impura y hasta repugnante para toda persona que tenga la emocion del arte verdadero; pero si la zarzuela ha de hacer en España lo que el vaudeville ha hecho en Francia; si consideramos en ella un medio que ha de conducirnos á la posesion del verdadero arte, tenemos que aceptarla como una elaboracion nacional que ha derribado una antigua taberna, para levantar un nuevo coliseo; una elaboracion que representa ya una gran suma de intereses y de profesiones; una influencia poderosa que comunicará á la muchedumbre un gusto transitorio, el cual la empujará hácia el gusto definitivo: esto es, hácia la ópera española.

Era una tienda de figuritas de madera, hechas en el país, que representaban en todos los tamaños y formas, tipos, razas y profesiones del Archipiélago, indios, españoles, chinos, mestizos, frailes, clérigos, empleados, gobernadorcillos, estudiantes, militares, etc.