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El arsénico, por su estado prodrómico, corresponde á ciertas fiebres de accesos, cuyos prodromos esten caracterizados por un abatimiento estremado con ansiedad y sed, sin que se puedan referir estos fenómenos de una concentracion que parece debia hacerles graves, ni á la diarrea, ni á los vómitos, ni al estado gástrico, ni á la cefalalgia que acompaña ordinariamente á este estado general.

Los fenómenos nerviosos que se pueden referir á los prodromos de un estado febril, denotan en la manzanilla alguna analogía con la ipecacuana, y sobre todo con el acónito; y cuando se trata de inflamaciones locales, la manzanilla es superior en eficacia al último, antes que la flogosis se desarrolle francamente y cuando se trata de órganos dotados de una grande sensibilidad, como el ojo por ejemplo.

La apoplejía misma no halla en él un agente curativo, cuando árnica solo es preferible en sus prodromos frecuentemente despreciados, desapercibidos ó muy rápidos; pero vuelve el acónito á tener lugar en el tratamiento, cuando habiéndose vencido con otros medios la congestion, el corazon toma su influencia activa; en este caso, árnica ó algun otro modificador mejor apropiado, debe asociársele generalmente.

La importancia de la belladona en el tratamiento de las hemorragias y de la apoplejía misma guarda un término medio entre el acónito y árnica; sus síntomas armonizan con la turgencia de la cara y su tumefaccion de un rojo oscuro, con los espasmos y las alucinaciones del oido y de la vista; corresponde á los prodromos de la hemorragia cerebral y al estado de turgencia y de congestion que son consiguientes.

Así pues, la inflamacion de los órganos en que no abunda la sangre arterial, es poco ó nada análoga á este medicamento: tal es la oftalmía, que para exigir acónito, debe tomarse en sus prodromos, antes del estado inflamatorio, lo cual sucederá rara vez.

Una de las diferencias notables entre el acónito y la belladona, recomendada infundadamente en los síntomas prodrómicos de las fiebres, consiste en que el acónito por su impresion inicial mas fija sobre el sistema nervioso ganglionar, es mas apto para combatir los prodromos que la belladona, cuya accion sobre el encéfalo es mas directa: bajo este punto de vista, la ipecacuana y el arsénico son igualmente preferibles.

Pero el alcanfor no solo está indicado en los prodromos nerviosos por su propiedad abortiva, sino que corresponde igualmente á ciertas irritaciones efémeras de la piel, con rubicundez, especialmente en la erisipela, desde el principio, y antes que la congestion y la rubicundez se hayan desarrollado. Despues de este momento no es de utilidad alguna.

El carbonato de cal y la belladona son útiles en un tratamiento de este género, por distintos motivos que el cobre, y los tres se completan mútuamente. El zinc cubre mejor que ninguno otro los gritos y prodromos de una epilepsia, por cuya razon puede estar indicado y ser uno de los medicamentos en un tratamiento semejante.

En cuanto al marido, no veía en tamaña desfachatez más que el sarcasmo terrible de la esposa ultrajada. Le parecía muy natural que el cónyuge engañado se entretuviera en aquellos pródromos de ironía antes de tomar terrible venganza. Así sucedía en las tragedias, y hasta en las óperas.

Así, pues, el cólera, desde su principio, cuando no es fulminante, es la principal afeccion que cede con el alcanfor; se le emplea tambien con igual resultado desde el principio de un acceso de fiebre álgida, en la fiebre atáxica, tifoídea, pestilencial, cuyos prodromos presentan los principales caractéres de la accion del alcanfor.