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Como su sistema consiste en deslumbrar y seducir con exterioridades, decoraciones y cosas de aparato, que hacen de cada templo un teatro religioso y de las ceremonias del culto verdaderas representaciones, sistema muy eficaz sobre el espíritu curioso del infante, la mujer y el anciano, y que pervierte el sentimiento religioso, los Jesuitas prodigan siempre en sus iglesias los mármoles, dorados y adornos, las decoraciones y banderolas de colores vivos, las pinturas muy animadas, en fin todo lo que tiene colorido y brillo, lo que atrae, seduce y somete el sentimiento religioso á la fascinacion artística, excluyendo la meditacion, evocando lo mundanal y favoreciendo la táctica de la casuistica.

En las landas, detrás de los pinos, los simples y las hierbas un poco fuertes que huella usted, la prodigan su fragancia, no sosa y embriagadora como la que despide la peligrosa rosa, sino agradablemente amarga. Siéntese usted en medio é imítelos, abrigándose en ese suave repliegue que forma el terreno. ¿No se diría que nos encontramos á cien leguas del mar?

También el tío Frasquito conquistó en aquella escaramuza otro sobrenombre, que vino a aumentar ese largo catálogo de ellos que prodigan la malignidad y la envidia con tan grande profusión, en la alta sociedad madrileña.

Todos los extremos se tocan: en nuestra España las escaseamos hasta el punto de negárselas á muchos que las merecen: en Inglaterra las prodigan hasta el abuso.

Estos, le prodigan á cada momento ó sendos latigazos ó pesados bofetones que truenan sobre él como un cañonazo. Aquello es un eterno asalto. El mismo Gironde, empujado por las brisas terrestres, por los torrentes de los Pirineos, combate por momentos á ese portero del paso, como si fuera responsable de los obstáculos que le opone el Océano.

Muéstranse merecedores de cuantas lindezas les dice el mote; prodigan en todas partes la heráldica presea, en edificios, sellos, telones, marcas de tabacos y botellas de cerveza; repiten la empresa en inscripciones castellanas y latinas, en discursos, en documentos oficiales, en periódicos, que también tiene periódicos Villaverde y hasta en los sermones sale a relucir el famoso lema, concedido a mi querida ciudad natal por la Muy Católica Majestad del Rey Don Felipe IV. Fuera el consabido lema poderoso estímulo para mis paisanos, si éstos entendieran las cosas a derechas, pero Villaverde es la tierra de las ideas falsas, y el mote lisonjero de su blasón sólo sirve para que los villaverdinos vivan estacionarios y no suelten los andadores para entrar, libres y decididos, por los amplios caminos de la vida moderna.

Es el placer de conversar con un hombre amable que gusta de una y que discretamente lo dice. ¿Realmente? Entonces ¿cualquiera puede disfrutar de sus encantos, de su sonrisa? ¿Y es con su consentimiento como goza de todas estas cosas que ustedes prodigan? ¿Del mismo modo le dan el derecho de manifestar lo que siente?

Los que poseen estas almas carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que tengo: ya no si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos.

Precisamente hase observado en el caracol la sensación que experimenta, después de penosas investigaciones de amor, al encontrarse con el objeto amado. Macho y hembra, con una gracia conmovedora, ondulando sus pescuezos de cisne, se prodigan mutuas caricias. ¿Y quién afirma esto? El severo, el muy verídico Blainville.

Las fuerzas morales son como las físicas; necesitan ser economizadas; los que á cada paso las prodigan las pierden; los que las reservan con prudente economía, las tienen mayores en el momento oportuno. No son las voluntades mas firmes las que chocan continuamente con todo; por el contrario los muy impetuosos ceden cuando se les resiste, atacan cuando se cede.