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Teníase el miserable ejemplo de Nicosia y de Famagusta, sus defensores degollados y sus capitanes martirizados por el implacable infiel, aborrecedor del cristiano y nunca satisfecho de su sangre; y tal era el pavor que la voladora fama traía en sus alas, de las crudezas de aquella numerosa hueste de sanguinarias fieras, que capitanes tales y tan probados por su prudencia en el consejo y su bravura en lides, como Andrea Doria, Ascanio de la Corna y Sebastián Veniero, aconsejaron a don Juan de Austria, teniendo por temeridad el embestir contra el turco; pero el generoso mancebo, por cuyas venas corría la sangre del nunca vencido, ni en temor por nada puesto, emperador Carlos V, de gloriosa memoria, respondió a las dudas y a los temores de todos: Señores, ya no es hora de aconsejar, sino de combatir.

He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación de diez días. fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.

Salid, con lanza, espada, y con escudo, Que me basta esta pica, aunque desnudo. "Pudiéramos traer arcos y flechas, Mas quiere el gran Cacique sean probados De vosotros ahora estas derechas, Que tienen mil cervices quebrantadas. Por tanto apagareis tambien las mechas, Que son armas al fin aventajadas, Y con lanza y espada, ó á los brazos Hagamonos de presto aquí pedazos.

La religiosidad sincera, para San Pablo, se cifra en algo más importante que los hechos probados y la rigidez de conducta. En la segunda epístola a los Corintios, San Pablo dice: o Khirios to pneuma estin; el Señor es el espíritu.

Pero es preciso tomar antes buenas medidas indicó Pinilla porque esos golpes, si salen mal, son terribles.... Escojamos buena gente, y que todos nos sigan y vayan al mismo objeto sin decir nada hasta no estar sobre ellos. Que sólo sepan la verdad del objeto treinta ó cuarenta hombres probados. Eso ha de ser así: yo respondo de ello.

Yo recuerdo que no ya entre los elementos españoles, sino aun entre los elementos cubanos, y muy cubanos, y muy probados, pero que no se encontraban en la conspiración que estallaba en aquellos instantes, fue un efecto terrible el que produjeron los primeros movimientos.

Agotados y manoseados ya todos los asuntos épicos, líricos y dramáticos, probados todos los sentimientos, y empleados para expresarlos los más naturales, sencillos y propios primores de estilo, los prosistas y los poetas tendrán que repetir lo que ya se ha dicho, y ser plagiarios o imitadores, exponiéndose por el prurito de ser originales, a caer en las mayores extravagancias y ridiculeces: a ser decadentes, delicuescentes, impresionistas, simbolistas y naturalistas.

10 Y éstos también sean antes probados; y así ministren, si fueren irreprensibles. 11 Las mujeres asimismo honestas, no detractoras; templadas, fieles en todo. 15 y si no fuere tan presto, para que sepas cómo convenga conversar en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y base de La verdad.

Andaba en este tiempo por la corte del rei un judío á quien unos llaman don Juzaf Pichon, i otros don Jucaf Picho: el cual era tenido por hombre honrado á toda lei, i cuyos muchos i buenos servicios lo llevaron al cargo de almojarife i contador mayor de don Enrique II. Es fama que algunos envidiosos tenian con él enemiga, sin duda por verlo en tal estado i tan valido de aquel monarca; i así los que le querian mal, que eran muchos de los judíos mayores de las aljamas, determinaron para que feneciese la privanza de don Juzaf acusarlo de no qué delitos ante el rei de Castilla: los cuales, aunque fingidos, fueron bien probados; i así se vió don Enrique en el caso de administrar justicia, posponiendo el amor que la lealtad de este honrado judío probada en el largo curso de muchos años, habia encendido en su corazón.

No ignoro que los varones religiosos y los santos, que deben servirnos de ejemplo y dechado, cuando tuvieron gran familiaridad y amor con mujeres, fue en la ancianidad, o estando ya muy probados y quebrantados por la penitencia, o existiendo una notable desproporción de edad entre ellos y las piadosas amigas que elegían; como se cuenta de San Jerónimo y Santa Paulina, y de San Juan de la Cruz y Santa Teresa.