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Movida por estas consideraciones, que se discutieron entre las de más autoridad y consejo, la priora, abadesa, o lo que fuese, mandó llamar a Valeria, y suavemente, con gran dulzura, le dijo que la situación era insostenible; que habían consultado con el señor obispo; que éste no resolvía sus dudas; que la responsabilidad del convento era tremenda; que allí había un misterio indescifrable; que no podían continuar así, y otras muchas cosas, todas las cuales venían a compendiarse en estas horribles frases: «Hija mía, lo sentimos mucho... Profesar no puedes por carecer de dote; seguir aquí tampoco, por falta de otros requisitos... Nosotras todas te encomendaremos al Señor en nuestras oraciones, pero en el colegio es imposible que sigas.

Estimulados por la curiosidad hemos acudido á las religiosas de Madre de Dios y su priora actual la R. M. Sor Sto. Domingo bondadosamente nos ha facilitado el exámen del Libro de Caja que empieza en 1791 y dos de Manuales de los años siguientes, en que constan todos los gastos que hacía el monasterio.

Es un hombre sensible y caritativo que no deja padecer a los pobresLa mujer no dijo nada, pero me miró con extrañeza, y sin hablar de Montbreuse empezó a bendecir a las buenas almas que la amparaban. Los nombres de la señora priora y de Adela, estrechamente unidos en un reconocimiento, acudieron muchas veces a sus labios con tal convicción que yo no podía dudar de su sinceridad.

Celosa la priora del decoro de la comunidad, y sabiendo cuando había de atreverse el Rey a profanar la clausura por una mina abierta en una cueva de la casa de don Jerónimo, que era medianera del convento, puso a la monja en su celda tendida entre blandones, como si estuviera difunta.

A los barrenderos se les dan vestidos de 45 ducados; parece que se les podrían continuar así; y lo mismo a los jardineros del jardín del Emperador y de la Priora; pero podría servirse V. Magd. de mandar que a los jardineros que entraren, en lugar de los que ahora lo son, se les reformen.

No te contaré todas mis angustias de aquella noche. El criado de Montbreuse, a quien Latour había estado a punto de sorprender, informado de la muerte de su señor, ha venido esta mañana a mi casa y me lo ha confesado todo. La misma priora aprobó el plan e indicó la casa donde podría refugiarse.

Ya había perdido de vista a esa joven, que no tiene más de veinte años, y que era aún una niña cuando yo salí de aquí, pero conservaba el respetuoso recuerdo de su tía Adelaida, la priora, mujer de un espíritu sensato y de la mayor virtud, que me dio lecciones en mi tierna juventud, y a la cual, quizá, debo este fondo de piedad, que si no me ha preservado de muchos errores, al menos me ha consolado en no pocos reveses.

Ya ve usted que esto no vale la pena ni de decirlo; pero no encontrará usted menos justo que yo la arroje de mi casa, mientras espero que sus elocuentes declamaciones me hayan desengañado del todo de ciertos miserables prejuicios a los que tengo la debilidad de atenerme aún un poco.» «Ese sarcasmo es injusto le he contestado en un asunto como éste, en que se trata nada menos que de perder para siempre a una joven irreprochable; pero no es a a quien toca justificarla, y no dudo que la señora priora hará el sacrificio de su modestia a un interés tan precioso; ella conoce el motivo que conduce todos los días a Adela a la aldea, y la ironía ha encontrado, sin saberlo, la expresión justa cuando ha calificado de inocentes visitas el viaje oficioso de la caridad

La confusión en que Camila puso a Lotario fue tal, que no le sabía responder palabra, ni menos sabía resolverse en lo que haría. »En fin, acordó de llevar a Camila a un monesterio, en quien era priora una su hermana.

La priora estaba presente y a me extrañaba que no me hubiese ya interrumpido. ¡Figúrate mi dolorosa sorpresa cuando al fijar mis ojos en ella vi que los suyos estaban humedecidos por las lágrimas y que me miraba con un aire inquieto, como para penetrar mi intención y adivinar lo que yo había querido decir: «¡Qué, señora! añadí , ¿no iba por orden de usted para llevar algún encargo de usted?...» Un signo negativo... y ni una palabra, como si la hubiera costado demasiado condenarla más positivamente.