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¡Claudio Latour y la Guardia Blanca! exclamaron á una voz los presentes, casi todos conocedores de los altos hechos de aquel esforzado capitán y del invencible cuerpo de su mando, los famosos Arqueros Blancos, que habían tomando parte principalísima en las luchas contra Francia. ¡Bravo, camaradas!

Entreclara era la noche, y por lo bien cuidado del jardín, por las estatuas que acá y allá se encontraban para su adorno, y por sus bancos y asientos de labradas, aunque en apariencia rústicas maderas los unos, y de blandos céspedes, como formados por la naturaleza, los otros, que al descanso y al regalo por todas partes convidaban; y por la hermosa fuente de alabastro que en el centro se veía, con su taza que a una gran concha se asemejaba, sostenida por delfines, en los que cabalgaban amorcillos, y de la cual caía en claras cintas el agua, causando un dulce ruido, que al sueño convidaba, no pudo menos de apercibirse de que en el jardín de una casa principalísima había entrado, y de que aquella casa no podía ser otra que la de la nobilísima, y, sobre todo encarecimiento, bella indiana, cuya parte principal daba a la calle de las Sierpes.

La partida de bautismo de don Juan Téllez Girón, hijo natural del excelentísimo señor duque de Osuna, y de una principalísima dama, cuyo nombre, según decía la partida, se ocultaba por la honra de la misma dama. Juan apartó aquel papel y tomó otro.

Cubriéronse entonces apresuradamente la cabeza las mujeres; tomamos cada cual un cirio de los que cuidaban los dos hombres, y dímosle otro a don Pedro Nolasco que se había movido hacia el grupo; y siendo yo parte principalísima de él, con él llegué bien pronto, a todo andar y casi arrollando al aturdido gigante, al balcón de la cocina.

»Tiénese, y tengo yo también, por causa principalísima de este mortecino estado de cosas, la inextinguible y tradicional enemiga que existe, como usted sabe, entre los Carreños de la Campada y los Vélez de la Costanilla, los dos principales barrios, según usted recordará, bajo y alto, respectivamente, de Villavieja.

Iban alguacil delante y familiar detrás, estirando a cual más podían las zancas y alargando los pescuezos, aficionado el uno al agasajo que de seguro le harían en aquella principalísima casa mientras esperase, y desasosegado y agonizando el otro por volver a ver a doña Guiomar; y esperaba el alguacil que alguna linda doncella, o dueña de no malos bigotes viniese a él, por mandamiento de su señora, para hacerle menos enojosa la espera; que el alguacil no podía creer sino que a cosa de amores volvía el familiar solo a la casa, y sin color de justicia, y que por esto se había salido de la casa sin prender a nadie; y en cuanto al familiar, no pensaba nada, sino que de él tiraban duendes o diablos para llevarle a su perdición; y aunque él no quería, salíasele el alma al mezquino, como si su alma hubiese querido llegar súbitamente y juntarse con aquella otra alma que dentro de aquel hermosísimo cuerpo vivía.

, una joven y principalísima dama de esta comarca, tranquila y dichosa cual ninguna pocos meses hace y que se prepara á tomar el velo en el convento de Romsey. ¿No habéis oído hablar, mis buenos caballeros, de una compañía llamada la Guardia Blanca? ¡Oh, , mucho! dijeron ambos á la vez.

El cuidado de la independencia interior la de la personalidad, la del criterio es una principalísima forma del respeto propio.

Esperad... esperad, que el negocio lo merece repuso el señor Gabriel con gran calma . Recordad; yo pido al tío Manolillo esta tarde mil y quinientos doblones por la vida de un hombre principal, que de seguro que es don Rodrigo Calderón; don Rodrigo Calderón tiene unas cartas de la reina que la comprometen, y esta noche va á casa de la señora María á pedir mil y quinientos doblones una dama, que aunque no la conocemos, debe ser principalísima. ¿No creéis que debe meditarse esto, señor Francisco? ¿No creéis que en esto danzan las cartas, la reina y el tío Manolillo, y tal vez la reina en persona...?

Del conde de Alba hermano es, y sobrino De una principalisima Duquesa, Y en perderse perdió en este camino Ser General en una ilustre impresa. Airado el cielo, se mostró benigno En hacerle cautivo, y darse priesa A darle libertad por tal rodeo, Que no pudo pedir mas el deseo. Pero pues ya no puede remediarse, El tratar mas en ello es escusado. Mirad si viene alguno á querellarse.