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Goethe, Schiller, Beethoven, fueron súbditos de pequeños principados. Recibieron la influencia de otros países, contribuyeron á la civilización universal, como ciudadanos del mundo, sin ocurrírseles que el mundo debía hacerse germánico porque prestaba atención á sus obras. El zarismo había cometido atrocidades.

A veces, galopando en compañía de Desnoyers por sus campos interminables, no podía reprimir un sentimiento de orgullo: Diga, gabacho. Según cuentan, más arriba de su país parece que hay naciones poco más ó menos del tamaño de mis estancias. ¿No es así?... El francés aprobaba... Las tierras de Madariaga eran superiores á muchos principados. Esto ponía de buen humor al estanciero.

Si se hablaba de la cuestión de Oriente, él había estado en los principados de la Moldavia y la Valaquia, hoy Rumania, construyendo unos ferrocarriles, y contaba anécdotas más o menos interesantes, describía el carácter de los príncipes rusos con quienes había tratado familiarmente y las costumbres feudales de aquellos países.

Aquella bahía estaba concurridísima. En ella había naves inglesas y francesas, de Holanda y de las ciudades anseáticas, de Aragón y de Castilla, de Génova y de Venecia y de otras Repúblicas y principados de Italia.

Estas tres virtudes teologales le bastan al cristiano para triunfar sobre los caducos principados de la tierra. Tal era la misión social y espiritual de la Iglesia primitiva, de la Iglesia apostólica. El día de los apóstoles San Pedro y San Pablo, consta en el Breviario un himno compuesto por Elpis, siciliana, mujer del filósofo Boecio.

7 del cual yo soy hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado, según la operación de su potencia. 10 Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada por la Iglesia a los principados y potestades en los cielos, 11 conforme a la determinación eterna, que hizo en Cristo Jesús Señor nuestro, 12 en el cual tenemos seguridad y entrada con confianza por la fe de él.

15 y despojando los principados y las potestades, sacándolos a la vergüenza en público, confiadamente triunfando de ellos en él. 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados; 21 No toques, No gustes, No trates?

38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar de la caridad de Dios, que es en el Ungido, Jesús, Señor nuestro. 1 Verdad digo en el Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo,

De esta gloriosa embajada portuguesa, que el Padre Ambrosio presenció durante su permanencia en Roma, hizo el Padre a los frailes un entusiasta relato. La fama, decía el Padre Ambrosio, había anunciado por toda Italia la novedad singular de la Embajada portuguesa. Gran multitud de forasteros de todas las repúblicas y principados de Italia acudieron a Roma.

10 Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.