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Federico, hermano del Duque, amaba antes á la Princesa, que lo abandonó después por Julián. Este, á los pocos días de celebrar su enlace con la Princesa, observa que el antiguo amante de aquélla no cesa en sus pretensiones amorosas, habla con él y lo desafía.

El Barón procuraba demostrarme con evidencia, empleando para ello muy elocuentes palabras, que yo, sobre ser hermosa, poseía tal majestad en el gesto, en los modales y en todo, que más parecía una princesa o una emperatriz que una perdida plebeya, puesta casualmente en zancos por su enlace con un ricacho usurero.

Otra Fama celebra la fundación de Lisboa, y explica el nombre de Portugal por medio de una intriga, en que figuran una princesa Lissibea y un príncipe Portugal. A las demás piezas de esta clase cuadra el nombre de farsa, en el sentido que hoy damos á esta palabra.

El encanto se rompió y el maleficio volvió a obrar sobre él cuando la tiranía de los padres de la Princesa Catalina hizo que ésta se casara con el general Borischof, gobernador de Kiev.

-Poca diferencia hay -respondió Sancho- de cananeas a hacaneas; pero, vengan sobre lo que vinieren, ellas vienen las más galanas señoras que se puedan desear, especialmente la princesa Dulcinea, mi señora, que pasma los sentidos.

Ahora , decía, que puedo llamarme propiamente la Princesa Venturosa. Este capricho de poseer el pájaro verde no era capricho, era amor. Era, y es un amor, que por oculto y no acostumbrado camino, ha penetrado en mi corazón. No he visto al Príncipe, y creo que es hermoso. No le he hablado, y presumo que es discreto.

Y ¿qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en Africa, y ansí fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y así se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo?

Aquel paso creó vivo interés en el pueblo y fue saludado con aclamaciones. La Princesa era popularísima y el Canciller mismo no había vacilado en decirme que cuanto más asiduamente hiciese yo la corte a mi noble prima y cuanto antes se verificase la boda, tanto mayor sería la satisfacción de mis subditos, y, por consiguiente, la popularidad del nuevo soberano.

Y sy os paresciere a propósito pedirla a my Señora la Condesa de Fuentes, o a my Señora la princesa de Ascoli, me remito: yo os assiguro que seria para my un gran presente. Ally he visto unos barrillejos de las Indias muy lindos, y aunque sea de un pote o hacerle hacer y adressar a posta, porque el ambar me dicen se mete en las costuras del barril y, no se como, que dura muchos años.

Si el respeto que a usted debo no anudase lengua replicó doña Inés , me atrevería a decir que está usted loco de atar. ¿Cómo defender el escándalo, la campanada que ha dado esa chica, transformada de repente en princesa, como en los cuentos de hadas? Tiene chiste el que le haya dado a usted la levita. Ya se la cobrará con usura.