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La Borgoña es en realidad un inmenso viñedo, pues si sus redondas colinas interrumpen de trecho en trecho la llanura, donde quiera se ven las mismas hileras de cepas que la primavera cubrirá de verdura y el verano de generoso licor.

La tertulia continuó hasta las doce, y hubo refresco; esto es, tacillas de almíbar, y, por último, chocolate con torta de bizcocho y agua con azucarillos. El retiro y la soledad de Pepita van olvidándose desde que volvió la primavera, de lo cual mi padre está muy contento. De aquí en adelante, Pepita recibirá todas las noches, y mi padre quiere que yo sea de la tertulia.

Al fin se trataba de una beata que ayunaría y comería de vigilia. Mal negocio. La Pascua florida ofrecía la mejor ocasión. El mundo, después de resucitar Nuestro Señor Jesucristo, parece más alegre, más lícitos sus placeres; la primavera, ya adelantada, ayuda... las fiestas, a que él haría que don Víctor llevase a su mujer, serían aguijones del deseo. «¡Oh!... , en la Pascua nos veríamos».

¡Si El te oyese! decía con convicción tengo la certeza de que se mostraría satisfecho. Y así corrieron el mundo los dos. En primavera contemplándole ella desde lejos, con la batuta en la mano, haciendo surgir alada y victoriosa la gloria del maestro de las masas de instrumentación que se ocultaban en la bávara colina de Bayreuth, en el foso llamado el Abismo Místico.

Acabó el invierno; pasaron la primavera y el verano siguiente sin que pudiese averiguar su paradero.

Lo que me agrada más es el capricho del Marqués en el piso principal; una galería con cierre de cristales rodea todo el edificio. He dado dos vueltas a todo el corredor como si nunca hubiera visto el Vivero. ¿Qué será que todo me parece nuevo, mejor, más elegante, más poético? Quintanar está encantado, y se me figura que tiene un poco de envidia. Vida excelente. La primavera entró en mi alma.

¿Será, como hemos dicho, porque la primavera viene por allí con más ímpetu, o porque los hombres están por allí más cerca de la naturaleza y más en comunión con ella; porque llevan menos siglos de civilización; porque están menos gastados; porque no es entre ellos tan marcado el divorcio y tan crudo el antagonismo entre el mundo de los espíritus y el mundo de los cuerpos?

En una de aquellas divinas horas de resurrección de tierras y corazones, Carmen subió a su observatorio del sobrado para mirar a la naciente primavera cara a cara y calentar al sol su alma aterida.

A su lado marchaba la compañera, afable y sumisa, lo mismo que en las primeras semanas de relaciones, sintiendo en su alma simple un reflorecimiento de amor, una primavera extemporánea, nacida al contacto del peligro.

Residió algunas semanas, inolvidables para él, en la ciudad del Ilyso; visitó luego parte de la Grecia septentrional, y se detuvo algún tiempo, durante la primavera, en el valle encantador del Eurotas.