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Descubierto á los pocos momentos el crimen, don Pedro de Córdoba y Guzmán no tardó en ser preso y traído á la cárcel real de Sevilla, siendo condenado á muerte al poco tiempo.

Marenval recordaba algunas protestas de Jacobo, que nadie había tenido en cuenta. Cuando Jacobo fué preso, estaba en el Havre y nunca pudo explicar claramente qué había ido á hacer allí. Nadie había comprendido tampoco por qué se detuvo veinticuatro horas en vez de tomar el vapor y salir para América. ¿Qué esperaba? La acusación decía: un cómplice. Pero ¿cuál?

44 El que huyere del miedo, caerá en el hoyo; y el que saliere del hoyo, será preso del lazo; porque yo traeré sobre él, sobre Moab, [el] año de su visitación, dijo el SE

Miguel Piña, pasamanero, natural y vecino de la Villa de Felanitx en este Reino, de edad de veinte y seis años cuando fue preso por este Santo Oficio en el año pasado de 1678 por delitos de judaismo.

Todo esto que he dicho, señor cura, no es más de por encarecer a su paternidad haga conciencia del mal tratamiento que a mi señor se le hace, y mire bien no le pida Dios en la otra vida esta prisión de mi amo, y se le haga cargo de todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso.

Rafael Valls, mayor, jabonero de oficio, que era como el Rabino de todos, de edad de cincuenta y un años, natural y vecino de esta Ciudad, reconciliado y preso segunda vez por judaizante relapso.

¿Y no las habéis preso? No; no tenía bastantes razones. Sois otro misterio para , fray Luis. ¿Otro misterio?... por cierto; no os comprendo bien; se os acaba de dar un poder formidable; ha llegado nuestra hora... y sin embargo, vaciláis.

Por Dios y por quien vos sois, señora, que le hagáis guardar su justicia, y que el señor Corregidor no se priesa a ejecutar en él el castigo con que las leyes le amenazan; y si algún agrado os ha dado mi hermosura, entretenedla con entretener el preso, porque en el fin de su vida está el de la mía.

No recuerdo un tiempo parecido desde mi venida a estas regiones. Hizo una pequeña pausa, pero como a nadie se le ocurrió impugnar esta observación metereológica, acudió segunda vez al recurso de su pañuelo, y por algunos momentos se enjugó con diligencia la frente. ¿Tiene usted algo que decir en favor del preso? preguntó por fin el juez.

Don Baltasar de Zúñiga me había conocido por casualidad, había hablado de á su sobrino el conde de Olivares y éste al duque de Lerma. Creyóse que en toda la cristiandad no había un fraile más á propósito que yo para dirigir la conciencia del rey, y se me trajo, como quien dice, preso á la corte. Cuando llegué me espanté.