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En estos últimos años la prensa y los tribunales han evidenciado muchos y gravísimos escándalos en la conducta de esas comunidades, que se dicen depositarias de la fe, la piedad y la beneficencia, y encargadas de ganar almas para el cielo y enseñar al pueblo, sin perjuicio de atesorar grandes fortunas.

He dicho al hablar de Brusélas que la literatura belga, en su parte francesa principalmente, se resiente, por su falta de carácter nacional, de la influencia que ejerce allí el cosmopolitismo de la prensa. En las provincias de poblacion flamenca sucede lo mismo, por causas diferentes, pero el fenómeno se manifiesta de otro modo.

Además, le sucede á ese prestigio lo que decía Napoleón de los grandes hombres y sus ayudas de cámara. Nosotros, que sufrimos y sabemos todos los infundios y vejaciones de esos pretendidos dioses, no necesitamos la prensa libre para conocerlos; hace tiempo que están desprestigiados.

En cuestiones de prensa quiere la libertad hasta la licencia. Se le oye con atención y respeto; pero los republicanos de la situación creen que el propósito del adversario de Gambetta es destruir la bondad de la ley, llevando las concesiones hasta los últimos límites y haciéndola odiosa a las clases conservadoras.

La Memoria escrita por Federico sobre no qué, pasó desde la tribuna a la prensa, apareció en una Revista; el niño se creció; inscribiose en un círculo más nombrado; hízose oír; le aplaudieron. Primero hablaba y luego gritaba. Ensordecía los pasillos. Llegó a envanecerse con su facilidad de palabra, y a creerse un Moret, un Gabriel Rodríguez.

La mayoría de los políticos no consideran colmada su ambición al llegar a ministros. Ser ministro no es, en realidad, ser nada. Un ministro está a merced del poder moderador, a merced de la Prensa, a merced de las oposiciones parlamentarias, a merced de todo el mundo. En cambió, un ex ministro no está a merced de nadie. Las carteras pasan y las cesantías quedan.

Van ya publicados en ella escritos de Schopenhauer y de Baltasar Gracián, y se anuncian como en prensa, varios de Nietzsche, Ibn Geribol, Emerson, Leopardi, Vives, Stiner y otros, tan opuestos en sus ideas que de lo menos que podemos acusar al editor es de parcialidad, antes bien aparece dotado de un sincretismo que nos inspira simpatía.

Tenía un alambique que andaba durante cuatro meses, y le dijo que tenía dos que andaban todo el año, y con frecuencia de día y de noche. Tenía un molino aceitero con una prensa hidráulica, y le aseguró que tenía tres con otras tantas prensas. Había cogido cinco mil arrobas de vino, y le dijo que había cogido doce mil.

Aquéllos que gimen sobre los abusos de la prensa en Sud América o en Francia, podrían difícilmente citarnos el ejemplo de los Estados Unidos. No he visto jamás una injuria más sangrienta lanzada a la faz de una sociedad entera, que una caricatura que se me mostró.

La constitución. Libertades absolutas. La prensa. La palabra. En el Senado. El elemento militar. Los conatos de dictadura. Bolívar. Melo. Los partidos. Conservadores. Radicales. Independientes. Ideas extremadas. La asamblea constituyente.