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No sabemos qué influencia misteriosa, mágica puede ejercer sobre un concurso el acto de abrazarse dos individuos del mismo sexo; pero siempre que lo hemos visto declaramos que produjo el mismo efecto sorprendente. El público se levanta electrizado, grita, aplaude, saca el pañuelo, gesticula con violencia y hasta hay señoras que derraman lágrimas. ¿Por qué? No nos lo preguntéis.

No me preguntéis por las facciones de su cara, ni por las dimensiones de su cuerpo..... Allí, como en todas partes, per troppo variar natura é bella..... Hay, pues, Granadinas morenas y Granadinas blancas; de pelo negro, de pelo castaño y de pelo rubio; altas y bajas; delgadas y gordas; feas y bonitas.

Su oficina carece de aseo, sus peines aterran por las plantas parásitas que contienen; os enjabonará la cara con las manos, en vez de la brocha; os raspará como si pelase á un cerdo; pero al fin os divertirá, os hará mil cumplimientos y un hermoso par de patillas andaluzas, y cuando le pregunteis cuánto vale su trabajo, os responderá con el tono mas español, mas generoso, altivo sin afectacion: «Lo que U. guste, caballero

No me preguntéis eso respondió la condesa visiblemente molestada por la curiosidad del aya . Mathys ha ido esta mañana a hablar con la directora del convento y a anunciarle la llegada de Elena. Si regresa antes de la noche, podréis preguntarle lo que os interesa.

Lo que no puede ser, señor duque, es que yo permanezca aquí. ¿La razón? ¡Ah!, no me la preguntéis, porque no puedo decirla. No puedo concebir una sola dijo el duque que sea bastante a justificar semejante locura. Bien imperiosa debe de ser respondió Stein la que me pone en el caso de tomar este partido extremo. Pero... amigo Stein, ¿qué razón es esa? Debo callarla, señor.

Os ayudaré... y en prueba de ello, desconfiad del duque de Uceda y de la condesa de Lemos. Vuestros hijos son vuestros mayores enemigos. Será necesario destruirlos. Obrad con energía. Obraré, pero decidme: ¿qué os ha dado don Francisco de Quevedo que así os ha vuelto en su favor? Nada, no me preguntéis nada.

Luego, así que haya entrado don Juan, vos saldréis de la casa, dejaréis la llave debajo de la puerta y os retiraréis. ¿Y quién ha de acompañarte cuando hayas concluído? El. ¡El! , él. ¡Pero entonces ese veneno! No me preguntéis, por Dios, más. Prometedme hacer lo que os he dicho. Lo haré; pero no te comprendo. Os repito, Manuel, que por caridad no me atormentéis más.

¿Pero qué causa hay que os obligue á proteger á esas gentes? No me preguntéis la causa, porque no os la diré. ¿Y estáis empeñada? Empeñada de todo punto. ¿Y si prenden á don Francisco?... No sólo dejo de ser camarera mayor, sino que ofendida de vos... ¿Ofendida de ?... por cierto; porque habréis desatendido mi recomendación... ofendida por vos, dejaré de ser vuestra amiga.

No me preguntéis nada de eso replicó Mathys . El día de nuestro casamiento lo sabréis todo. Antes no me arrancaréis una palabra. Vos misma reconoceréis que este silencio era una plausible prudencia. Hablemos ahora de asuntos serios. La escena que acaba de producirse entre la condesa y yo, no nos permite esperar largo tiempo. Debemos apurar cuanto se pueda nuestro casamiento.