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Había al servicio de Felipe II dos ancianos almirantes vascongados, pero el soberano español quiso dar el mando de la Invencible á un castellano. Sucedió lo que habían predicho los dos marinos vascos: la escuadra se fué á pique. Una enfermedad terrible acababa de estallar en el siglo XV: el hambre, la sed del oro, la necesidad absoluta de poseer este metal.

Así como el mayordomo lo había predicho, no se habían pasado diez minutos cuando la niebla comenzó á enrarecerse, convirtiéndose en una gasa sutil que dejó percibir en vagorosa indecisión las peñas y los arbustos. Sintieron en el rostro calor, como si se aproximasen á un horno, y observaron que el leve vapor que aún los envolvía se agitaba.

Así habla Abde-r-rahman, y los jeques de su consejo, que con respetuoso silencio le han escuchado, aplauden su piadoso propósito, añadiendo que verdaderamente ha espuesto con elocuencia la situacion actual del mundo y predicho con tono de adivinacion el futuro engrandecimiento del nuevo Califato.

Otros niegan que fuese fraile, y dicen que la pobreza le hizo refugiarse en el monasterio de Santo Domingo, como un parásito, viviendo de la sopa de la comunidad... El hambre fue el único miedo del héroe. Le habían predicho que moriría de inanición, y en sus expediciones cuidaba siempre de llevar alimentos en los bolsillos.

Y, además, ¿no había ella voluntariamente olvidado su autoridad y renunciado a su afecto? ¿Y qué habían dicho todos? ¿Cómo es que sólo él se empeñaba en combatir la opinión de todos para tener finalmente que confesar tácitamente la verdad de cuanto se le había predicho?

El rango social del sentenciado, la resonancia que tuvo la causa y la personalidad de los enderezadores de entuertos de la justicia, darían á este asunto un sesgo particular. Por mi parte, no me contrariaría presenciar su triunfo de ustedes, pero no olviden que no creo en él y que les he predicho un fracaso seguro.

¡Esto te extraña, hijo mío! pues bien, yo se lo había predicho. ¡Usted!... . El bebía demasiado aguardiente, y yo le decía siempre: «Mi viejo camarada, acabarás por una concustion invantánea dijo el maestro Durand con importancia, apoyando cada palabra e hinchando los carrillos.

En suma, y contrayéndonos al presente singular caso, el duende, hará cerca de diez años, desde que doña Eulalia cumplió quince, hasta dentro de tres días, que cumplirá veinticinco, se entiende con ella, la aparta de la convivencia de la gente y la hace arisca y zahareña: pero me ha predicho que desaparecerá dentro de los indicados tres días, y hasta que antes se dejará ver bajo la figura de un gallardo mancebo.