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En la tardía anunciación del verbo, que gestó en sus entrañas redentoras, sintió la madre aquel afán acerbo, que, sin que ya su corazón taladre, fué sólo las angustias precursoras de la mujer que pronto iba a ser madre! y madre fué; y el hijo que nacía, como bautismo recibió en la frente el ósculo de luz del nuevo día, que ya apuntaba en el extremo Oriente.

Y aquí, y allá, y más allá, y por todas partes, en sabanas, vertientes y rastrojos, áureo centelleo de amarillas flores, precursoras de los días lúgubres y melancólicos de la primera semana de noviembre.

Isidora no oyó más, porque llegaron Miquis y D. José. El médico venía de frac, que se alcanzaba a ver bajo un ligero abrigo. Iba a un sarao de cierta casa de tono. Precursoras y compañeras de su fama eran las relaciones, y la entrada que iba teniendo en los más escogidos círculos de la sociedad. Examinado Riquín, le recetó un calomelano.

Y se reproducían el mismo trabajo, igual movimiento en estación más cálida, bajo sol más vivo, con alternativas de fuertes vientos o calma atmosférica que producía jornadas de espantoso calor y noches como auroras, precursoras de días de tormenta en que el ambiente, cargado de irritante electricidad, reaccionaba aparatosamente.

Beber y fumar: alternando con lecturas, era su ocupación en las aburridas horas del día precursoras de los insomnios de las noches. No gustaba de que los amigos le dieran conversación. Su mejor amigo era el más discreto de todos, el silencio. Pero Zugarramurdi y Oricaín tenían un recurso para distraerle, aunque por poco tiempo.

Así pues, el aspecto de la población con la estrechez laberíntica de sus calles, la pobreza exterior de sus casas y de tanto edificio religioso, con los densos batientes que proyectaban los arquillos, y los volados aleros y los ajimeces, debió ser lóbrego y triste, sobre todo, desde que el crepúsculo de la tarde comenzaba á envolver la ciudad en las sombras precursoras de la noche.

Las plantas del jardincillo se balanceaban rumorosas. Las adelfas columpiaban sus tallos flexibles; los floripondios mecían en la obscuridad sus campanas de raso, y en la espléndida copa de un naranjo las primeras gotas, gruesas y resonantes, caían con ímpetu extraordinario, precursoras de un largo aguacero. Estaba yo en la casa de los míos. Pero ¡ay! qué triste aparecía ante mis ojos.

En calma amaneció el día dos, pero en una de esas calmas que indican ser precursoras de borrascas en la pesadez de su influencia, en el sudor pegajoso y poco franco que origina, y en los tintes plomizos que toman las aguas, las cuales adquieren una completa inmovilidad; una de esas calmas en que ni el timón rige, ni la vela flamea, ni el catavientos oscila, ni el mar muestra en la superficie de su insondable abismo, ni el más ligero ampo de espuma, ni el más imperceptible de sus movimientos.

Por la mañana, mientras Barbarita y Plácido andaban por esas calles de tienda en tienda, entregados al deleite de las compras precursoras de Navidad, Jacinta salió acompañada de Guillermina. Había dejado a su esposo con Villalonga, después de enjaretarle la mentirilla de que iba a la Virgen de la Paloma a oír una misa que había prometido.