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Una levísima señal de descontento de D.ª Carmen bastaba para confundirla y sumirla en el más acerbo dolor. Aquella criatura tan altanera, que había llegado a hacerse odiosa a todos, se humillaba con placer intenso, a su madrastra. Era su humillación la del místico que se postra por una necesidad invencible del espíritu.

QUINTA POSICION. Sentandose sobre los talones y poniendo las manos sobre los muslos se gríta: ¡Dios mui grande! SESTA POSICION. Se postra como antes diciendo: ¡Dios mui grande! SEPTIMA POSICION. Vuélvese á poner de pie, y si es posible, sin poner las manos en tierra, y se repite la esclamacion: ¡Dios mui grande!

, Gilberto, le amo balbució, bajando los ojos modestamente. Es al único hombre que he amado en toda mi vida. Entonces la estreché contra mi pecho, y en esos momentos de éxtasis le repetí a mi amada la vieja historia de amor tantas veces referida, y que todo hombre en el mundo repite a la elegida de su corazón, a la mujer ante quien se postra en adoración. ¿Y qué más necesito decir?

Y sus ecos se difunden, Y se escuchan con encanto, Llenando al pueblo de espanto O haciéndole conmover: Que el vate en su inspiracion Nuestros sentidos sujeta, Y con su brazo de atleta Postra y alza nuestro ser.

No creo que eso ocurra, señora aseguró el médico. Cuide en todo caso de que no se incorpore mucho... ¿Lleva siempre su corsé de yeso? Todos los días se le pone al vestirla, y todas las noches se le saca al acostarla. Que siga lo mismo. Y si llegara a excitarse demasiado, dele una cucharadita de la receta calmante que le prescribí la vez pasada. ¡Eso la postra!... Disminuya la dosis.

Zenobia hace entonces la mayor obra de caridad que jamás ha hecho. Apeles se postra de hinojos á sus plantas, y ella pone la mano en la frente y borra el signo fatídico que le retiene en la vida. El Genio de la muerte, Pausanias, el apaciguador ó libertador de los cuidados, acude entonces, se interpone entre Apeles y Zenobia, y Apeles muere.

Esa nación grandiosa que, a porfía, conquista mandos con ardor valiente, también ensalza con fervor creyente, las sublimes grandezas de María. De fervorosa y mística alegría, se ilumina su rostro de repente, y se postra de hinojos, reverente, cuando pasa la virgen por su vida. Y es que en esa nación de maravilla, la lumbre de la constante brilla, y hasta en la sangre de sus venas late;

Es delito tan inmenso Que hay vida y hay muerte en ellos. Huyen los que celebran el banquete; Baltasar cae en tierra anonadado, y la Muerte lo acaba, exclamando: ¡Al que vasos profana Divinos, postra severo; Y el que comulga en pecado Profana el vaso del templo! A la conclusión se nota el enlace que tiene este auto con el Sacramento, objeto de toda la obra dramática: LA IDOLATRÍA.

Si al hacer este exámen dejo campear la fantasía y dilatarse el corazon, erraré; porque la radiante auréola que orla las sienes del conquistador, me deslumbrará, me quitará la osadía de condenarle, me inclinará á la indulgencia por tanto genio y heroismo; y se lo perdonaré todo, cuando vea que en la cumbre de su gloria, á la edad de 33 años, se postra en un lecho y conoce que se muere.