United States or Guadeloupe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Frío, pero cortés hasta en los menores detalles, tenía maneras elegantísimas y una posesión de que inmediatamente subyugaron a Blanca.

También en tales momentos, cuando se sentía con la posesión de esta fuerza seductora, radiante, ¡qué no hubiera dado por penetrar el alma de Julio, a fin de conocer cómo lo iba ella enamorando! Eran ya las dos de la madrugada.

Su marido quedó como arrebatado, sin poder dar un paso adelante. Pero el ricacho exclamó: «¡Buena posesión!, ¡y qué buena bodega haría!» ¿Habéis comprendido mi idea? Sin duda respondió el coronel riéndose , que un necio elogio es peor que una crítica; ya lo dice la fábula de Iriarte: Si el sabio no aprueba, ¡malo! Si el necio aplaude, ¡peor!

Sus breves días de ventura, cuando enamorada perdidamente de su esposo y creyéndose de él correspondida, habíase creído en posesión del falso objeto de la vida, que es la dicha, y se había olvidado del objeto verdadero, que es Dios, se le pusieron delante.

18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, por no defraudarlos de su posesión; de lo que él posee dará herencia a sus hijos; para que mi pueblo no sea echado cada uno de su posesión. 21 Luego me sacó al atrio de afuera, y me llevó por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un patio.

16 Y si alguno santificare de la tierra de su posesión al SE

10 y la primera suerte fue de los hijos de Aarón, de la familia de Coat, de los hijos de Leví; 12 Mas el campo de esta ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por su posesión. 13 Y a los hijos de Aarón sacerdote dieron la ciudad de refugio para los homicidas, a Hebrón con sus ejidos; y a Libna con sus ejidos, 14 y a Jatir con sus ejidos, y a Estemoa con sus ejidos,

Pero él estaba en posesión de cierto secreto observó el abogado. ¿De qué índole era el secreto? Desgraciadamente, no tengo la menor idea sobre ello. Nadie lo conoce. Todo lo que sabemos es que su posesión lo sacó de la pobreza y lo enriqueció, y que había una persona, por lo menos, que estaba ansiosa por conseguir poseerlo.

Largas y turbulentas veladas de amor, estabais lejanas, pero no olvidadas. ¡Qué impaciencia en la espera! ¡Qué alegría cuando llegaba! ¡En la posesión, qué completa entrega de alma y cuerpo! ¡Qué dulce laxitud en el reposo! Y en la despedida, ¡qué dulcísima pena! ¿Quién hacía la última caricia? Esto que era irrecordable.

Tomó, por último, D. Fadrique verdadera posesión de su vivienda, arrellanándose en ella, por decirlo así, poniendo en orden los muebles que había traído, colocando los libros y colgando los cuadros.