United States or Benin ? Vote for the TOP Country of the Week !


No son bastantes, ciudades populosas, opulentas, magníficas, para probar la constancia y la intensidad de una civilización. La gran ciudad es, sin duda, un organismo necesario de la alta cultura. Es el ambiente natural de las más altas manifestaciones del espíritu.

Sin duda había ya ciudades ricas y populosas, como Valencia y Sevilla, en las cuales, como veremos después, tomó la poesía dramática más temprano y levantado vuelo; pero como en su calidad de capitales de provincia permanecían aisladas, no fueron nunca el centro de todo el pueblo.

En todas las ciudades populosas, y especialmente en Cádiz, que era entonces la más culta, había muchas personas desocupadas que eran depositarias de las noticias de Madrid y París, y las llevaban y traían diligentes vehículos, enorgulleciéndose con una misión que les daba gran importancia.

Ellas se despertaron alegres como un enjambre de bulliciosas abejas y me transportaron a otros tiempos, a otros lugares; ora al seno de mi familia humilde y piadosa, ora al centro de populosas ciudades, donde el amor, la amistad y el placer en delicioso concierto, habían hecho siempre grata para mi corazón esa noche bendita.

En cambio Poldy gustaba del sosiego y de la tranquilidad del campo y aborrecía el bullicio malsano de las ciudades muy populosas. Rara vez Poldy iba a Albany y más rara vez aun iba a Nueva York. En su quinta gozaba ella de todo el bienestar, lujo y regalo, que ofrece la civilización moderna a los que son muy ricos.

Pactóse paz por fin, y si han vuelto á empezar las guerras, no se han encendido entre los tres barones, ni por la conquista de una fuente, sino entre poderosos soberanos y por la posesión de inmensos territorios con montañas, ríos, bosques y ciudades populosas.

Conviene, además, para ver aquello con fruto y penetrar su hondo sentido, prescindir de refinamientos y de ideas de lujo y de exactitud indumentaria, adquiridas en ciudades más ricas y populosas. Sólo así, y reflexionándolo bien, se percibe lo sublime y lo bello de la verdad dogmática que bajo el velo del símbolo resplandece.

Y digo mal como en todas partes: en las ciudades populosas, en los grandes centros de civilización, hay otras distinciones que se ambicionan tanto o más que el dinero, porque abren camino y dan crédito y consideración en el mundo; pero en los pueblos pequeños, donde ni la gloria literaria o científica, ni tal vez la distinción en los modales, ni la elegancia, ni la discreción y amenidad en el trato, suelen estimarse ni comprenderse, no hay otros grados que marquen la jerarquía social sino el tener más o menos dinero o cosa que lo valga.

El tremendo conquistador Alfonso de Alburquerque había recorrido victorioso los mares de Oriente desde Aden hasta Borneo; había conquistado y destruido reinos, había hecho tributarias o entrado a saco populosas y ricas ciudades desde Ormuz, emporio de Persia, India y Arabia, hasta Malaca, en el extremo sur de Siam.

¡Venid, ateos, amarráos á un palo; contemplad uno de estos fenómenos y veréis cuál distinto es el sofisma que se fragua al calor del gabinete, á la potente al par que salvaje y majestuosa realidad que os enseña un Dios que renegáis por un mal entendido orgullo, no porque no le creáis! ¡Sabed que hay Océanos sin fondo, y que una sola línea que inmediatamente se cierra, puede sepultar todos vuestros falsos templos y todas vuestras ciudades, que por grandes y populosas que sean, comparadas con la inmensidad del Océano, son muchísimo menos que palacios de cartón que desaparecen al capricho del niño que momentáneamente recrean.