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Las de Santa Cruz no llamaban la atención en el teatro, y si alguna mirada caía sobre el palco era para las pollas colocadas en primer término con simetría de escaparate. Barbarita solía ponerse en primera fila para echar los gemelos en redondo y poder contarle a Baldomero algo más que cosas de decoraciones y del argumento de la ópera.

D. Manuel Moreno Isla no fue aquella noche; pero Arnaiz el gordo, y Gumersindo Arnaiz, con sus tres pollas, Barbarita II, Andrea e Isabel; mas a sus tres hermanas eclipsaba Jacinta, que estaba guapísima, con un vestido muy sencillo de rayas negras y blancas sobre fondo encarnado. También Barbarita tenía buen ver.

¿Polla? ¡Mi padre! -respondió el huésped-. En verdad en verdad que envié ayer a la ciudad a vender más de cincuenta; pero, fuera de pollas, pida vuestra merced lo que quisiere. -Desa manera -dijo Sancho-, no faltará ternera o cabrito. -En casa, por ahora -respondió el huésped-, no lo hay, porque se ha acabado; pero la semana que viene lo habrá de sobra.

Las graciosas pollas, en cuya tierna edad tanto valor tenían lo espiritual e imaginativo, no comprendían estas razones prácticas de la experimentada doña Cándida, y todo lo encontraban propio, bonito y adecuado a la doble majestad de la Religión y del Trono... Isabelita Bringas era una niña raquítica, débil, espiritada, y se observaban en ella predisposiciones epilépticas.

Por primera vez en Sarrió, después de unos cuantos años, el salón de esta sociedad prometía estar muy concurrido. Los días que precedieron a aquel domingo, las muchachas y muchachos, o como se decía entonces, las pollas y pollos, lograron sofocar con sus pláticas y preparativos el desagradable zumbido de la política. Fué como un momento de respiro de la aburrida villa.

Las sociedades, claro, tienen sus edades como las personas: hay sociedades que están mamando, sociedades que andan a gatas, sociedades pollas, sociedades jóvenes, y por fin, las maduras y dueñas de ; sociedades con barbas, en una palabra, y también con algunas canas.

Los domingos por la mañana, si esta es de abril o mayo, los encantos de Madrid se multiplican; crecen la animación y el regocijo; hay bulla que no aturde y movimiento que no marea. Mucha gente va a misa, y a cada paso halla el transeúnte bandadas de lindas pollas, de cintura bien ceñida y velito en la frente, que salen de la iglesia, devocionario en mano, joviales y coquetuelas.

¡Medrados estamos con eso! -respondió Sancho-. Yo pondré que se vienen a resumirse todas estas faltas en las sobras que debe de haber de tocino y huevos. ¡Por Dios -respondió el huésped-, que es gentil relente el que mi huésped tiene!, pues hele dicho que ni tengo pollas ni gallinas, y ¿quiere que tenga huevos? Discurra, si quisiere, por otras delicadezas, y déjese de pedir gallinas.

Cinco días posaron en Sevilla y durante ellos las partidas de mantenimientos, son análogas á las del documento anterior, aumentadas con las ollas que les enviaron para cocinar, y además especias, carbon, ciruelas, paja y carne de vaca para el león. 21 par de pollas á 7 mrs. el par. 20 pares de gallinas á 8 mrs. el par. 2 terneras 150 mrs. 40 piezas de vacas dos libras cada pieza. 40 mrs.

La negra, que traía una mesa ayudada por un lacayuelo, contestó sobre la pregunta de Quevedo: Vuesamercedes almozarán salmón fresco, pollas asadas, pastelones negros, pichones ensopados, tortas de dama... Basta, basta, y aun diré que sobra, aunque tengo un apetito de gigante encantado. Pues sentémonos dijo Dorotea ; ¿y vos, tenéis también apetito?... Está enamorado...