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Dijo cosas desagradables á su sobrina, que no comprendía nada de todo aquello, y se acostó preguntándose qué mala partida podría jugar á Fortunato. La casualidad, ese cómplice de los que nada pueden, se encargó de proporcionarle un terrible desquite.

Entre los caballeros que seguían á Duguesclín podría citaros en este momento una veintena capaces de romper lanzas, sin desventaja, con los más brillantes paladines de Inglaterra. En tanto el pueblo, agobiado con tributos y gabelas, sufre, trabaja y calla, y vive como Dios le da á entender.

Es algo gruesa por demás hacia abajo y sus rodillas podrían juntarse algo más; sin embargo, podría ser peor formado bien que no tenga esa soberbia manera del squire para manejar la mano.

Aún duraba en él la vergüenza de su torpeza; si hubiese visto a Leonora en medio del camino, habría retrocedido con infantil terror; pero la seguridad de que a aquella hora no podría encontrarla, le daba fuerzas para seguir adelante. A sus espaldas, sobre los tejados de la ciudad, habían sonado las doce.

En los teatros libres se daría la protesta ó la apelación al juicio público, aceptando las obras desechadas, obras, por otra parte, que, al no ser aceptadas por nuestro teatro, no recibirían agravio, ya que nuestro teatro no podría ser bastante para muchos estrenos. En nuestro teatro no habría de hacerse jamás la en mi sentir absurda distinción del género chico y del género no chico.

Gracias a los esfuerzos nobilísimos de este claro representante de su comercio, podemos decir con orgullo que Sarrió, en tal ramo interesante del progreso, se hallaba a la altura de las grandes capitales. Ninguna otra villa española o extranjera podría sufrir con ella competencia.

El redentor sintió frío en el corazón. ¡Fortunata canonizada! Esta idea, por lo muy absurda que era, le atormentó toda la mañana. «Francamente dijo al fin, después de muchas meditaciones , tanto como canonizar, no; pero bien podría darle por el misticismo y no querer salir, y quedarme yo in albis». Vamos, que semejante idea le aterraba!

Tales eran sus razones. Alguien podría sospechar pero no probar su invencible repugnancia a todo lo vulgar y plebeyo, y el horror que de ella se apoderaba a la sola idea de poder un día tener un hijo que llevase su ilustre apellido en pos de otro apellido oscuro y rústico de algún ricacho villano.

Si Carolina pensase que eres pobre para mantenerla, podría influir en su decisión. Los espíritus jóvenes gustan de la posición que da el dinero. Quizá tenga amigos ricos... puede que un amante... A estas palabras, la señora de Ponce se estremeció.

Alvaro no tira mucho; pero es frío, tiene un juego cerrado y estira el pico que es un primor. Que no se descuide el coronel. ¿La cuestión ha sido por la cuñada de Alvaro? Al parecer. ¿Y a él qué diablos le importa? ¡Ps ... ahí verás! Como no esté enamorado, no comprendo.... Todo podría ser. ¡La niña es de oro!