United States or Suriname ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Y yo que soñaba para ti lo menos con un coronel! siguió en voz baja y reprimiendo la risa. ¡Ya llegaremos allá! ¡Diablo! es menester que se pronuncie antes siete veces lo menos; y te lo pueden escabechar fácilmente. ¡Pobrecillo de mi alma! exclamó Julita poniendo la cara triste. ¿Pero le quieres de veras? Un poquito.

Al llegar a Palencia, dejolos la vejezuela y subió un hombre grave, decentemente vestido, silencioso. Se parece a papá dijo Lucía en voz baja a Miranda . ¡Pobrecillo! Y esta vez sólo un suspiro pagó la deuda del amor filial. Caía ya la noche; andaba el tren lentamente, como si temblase de pavor al confiarse a los raíles, y observó Miranda que llevaba notable retraso.

Pues hija, yo no tengo la culpa... Te acordarás que estuvo con el medio duro en la mano, ofreciéndolo y retirándolo, hasta que al fin su avaricia pudo más que la ambición, y dijo: «Para lo que yo me he de sacar, más vale que emplee mi escudito en anises...». ¡Toma anises! ¡Pobrecillo!... ponlo en la lista. Don Baldomero miró a su esposa con cierta severidad.

Mete la mano en él, tonta. Ya lo hago, hijo. Descuida. Pues bien podías proteger un poco al pobre Manolo, que anda a oscuras hace tiempo. ¡Pobrecillo! ¿Pero de veras anda tan mal de guita? Yo creí que sólo era de la cabeza. Eso es: ríete después que le has desplumado.

Volvió la rubia a contar el varillaje de su abanico; cerrole de pronto con estrépito; incorporose de un salto; rodeó con sus brazos el cuello de su miga, y la dijo al oído un secreto. ¡Pobrecillo! exclamó la otra, en cuanto Sagrario volvió a sentarse, abriendo el abanico con las dos manos y poniéndose también a contar el varillaje con los ojos un tantico cobardes.

Te llevas un mozo de circunstancias; te llevas mis pies y mis manos... Un hombre corriente y trabajador como el que más... que te saca una cuenta de multiplicar ó dividir en menos tiempo que se persigna un cura loco... Solamente tiene un vicio... que se le cuela al pobrecillo el dinero por entre los dedos como si fuese agua...

El verro parecía darle consejos, y el pobrecillo le contestaba con gestos afirmativos. ¿Y qué? volvió a preguntar Febrer.

De cuando en cuando nos asaltaba el temor de que la enferma tuviera un ataque, y esto malograra nuestra fiesta, pero felizmente no sucedió así. A las seis salí en busca de don Román. El pobre viejo se envolvió en su raída capa, se apoyó en mi brazo, y, pian pianito, hasta la casa. El pobrecillo vino muy cargado: traía algunas libras de confites, para obsequiarnos. Era el padrino, y debía hacerlo.

Un marido que tiene menor fuerza que la mujer no es, no puede ser marido. El pobrecillo es un bendito de Dios; pero no le podré querer aunque viva con él mil años. Esto será ingratitud, pero ¿qué le vamos a hacer?, no lo puedo remediar...». Tan distraída estaba, que el carnicero le preguntó tres veces lo que quería sin obtener respuesta.

La tía María, sin que nadie la observase, cortó algunas varas de una de las piezas de crea, que el duque le había regalado, y dos pañuelos de algodón, y fue a buscar a su protegido. Aquí tiene usted, fray Gabriel le dijo , un regalito que le hace el señor duque. Yo me encargo de hacerle la camisa. El pobrecillo se quedó todavía más aturdido que el comandante.