United States or Saint Helena, Ascension, and Tristan da Cunha ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con aquel cambio de impresiones placenteras, fácilmente se transportaba el espíritu de la buena señora al séptimo cielo, donde se le aparecían risueños horizontes; pero no tardaba en caer en la realidad, sintiendo el vacío por la falta de su compañera de trabajos. En vano la volandera imaginación de Obdulia quería llevársela, cogida por los cabellos, a dar volteretas en la región de lo ideal.

No puedes figurarte la compasión que me inspiran esos viejos que andan rodando solos por las casas de huéspedes..., que se ponen enfermos y tienen que llamar a una hermana de la caridad... que al llegar de la calle no pueden comunicar sus impresiones tristes o placenteras con un ser querido... que con ganas o sin ellas se ven forzados a salir todas las noches, porque la soledad les arroja del cuarto... ¡Es horrible!

Las ardillas se apresuraron a ganar las ramas más altas para atisbar desde allí en seguridad, y los arrendajos, tendiendo las alas, revoloteaban a la delantera, como postillones, hasta que alcanzamos los arrabales de Sandy-Bar y la solitaria cabaña del director de la ceremonia. Visto aquel lugar, aun en circunstancias más placenteras, no hubiese sido un lugar risueño.

Sus negros ojos, fríamente observadores, giraron con indiferencia, pasando de corrido sobre el caballero legista y descansaron, por fin, sobre las facciones más placenteras de su vecina.

Guardaban silencio, pero este silencio les decía mil cosas tiernas y placenteras que sus labios no serían capaces de pronunciar. Clara dio un grito. El caballo de Tristán había metido su casco en la madriguera de un conejo, y cayó de cabeza arrastrando al jinete, envolviéndolo. ¡Tristán, Tristán! gritó la joven arrojándose a tierra.

Difícil era averiguar las emociones tristes o placenteras que cruzaban por el alma de Cecilia, aunque no imposible. No sabemos si ponía empeño en ocultarlas o era forzada a ello por su misma naturaleza. Lo cierto es que en la casa, hasta sus mismos padres las desconocían casi siempre.

La nobleza desmanteló sus antiguos torreones para erigir en su lugar viviendas accesibles, placenteras, decoradas con pórticos y columnatas, fuentes y estátuas de mármol.

Pasados los primeros momentos, en que apuró todas las emociones placenteras que la corte le ofrecía, después de su voluntario apartamiento; cuando estas emociones se gastaron y el espíritu quedó en reposo, acudiole más a menudo el recuerdo de Riofrío y de su devaneo con Rosa. Al principio procuró ahogarlo, aturdiéndose con ocupaciones y recreos; y lo consiguió: después ya no pudo.

Oían esto las tres mujeres embobadas, mudas, fijos los ojos en la cara del ciego, entreabiertas las bocas. Al comienzo de la relación, no se hallaban dispuestas a creer, y acabaron creyendo, por estímulo de sus almas, ávidas de cosas gratas y placenteras, como compensación de la miseria bochornosa en que vivían.

Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías.