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Por dicha, en lugar de acudir a la pistola para consolarse, ha echado mano del ponche, lo que si no es tan sentimental, es mucho más filosófico y alemán.

Cuando llegó al sitio designado, dirigió un frío saludo ceremonioso al grupo de Gonzalo y sus padrinos, y no volvió a mirarles. Después de conferenciar unos instantes, Peña colocó en su sitio a Gonzalo y le entregó una pistola cargada. Soldevilla hizo lo mismo con el Duque. Ambos se habían quitado el sombrero.

El veneno no es bueno para otra cosa y ésa es la única ventaja sobre la pistola. Desgraciadamente, en el mismo instante en que sale un tóxico nuevo, se descubre un medio de comprobar su presencia. El demonio del bien tiene las alas tan poderosas como el genio del mal. El arsénico es un buen obrero, pero ahí está el aparato de March para vigilar la obra.

Martín cargó la pistola, vió un caballo y un ginete que se acercaban al coche, hizo fuego y el caballo cayó pesadamente al suelo. Los perseguidores dispararon sobre el coche que fué atravesado por las balas.

El señorito de Limioso, no desmintiendo su vieja sangre hidalga, aguardaba sosegadamente, sin fanfarronería alguna, pero con impávido corazón; el abad de Boán, nacido con más vocación de guerrillero que de misacantano, apretaba con júbilo la pistola, olfateaba el peligro, y, a ser caballo, hubiera relinchado de gozo; el Tuerto, encogido y crispado como un tigre, se situaba detrás de la puerta a fin de destripar a mansalva al primero que entrase.

Yo soy pacífico, es verdad, nunca me ha dado nadie motivo para hacerle un rasguño... pero figúrese usted... el día que.... Pues lo mismo y mucho más puedo decir de la pistola.

Preguntádselo a los suicidas. He ahí una generación entera a la cual los acontecimientos han dado la educación de Aquiles. Yo declaro con amargura, con espanto: ¡la pistola de Werther y el hacha del verdugo han diezmado nuestras filas! Paz completa a los dichosos de la tierra, pero maldición a los que niegan un asilo al infortunio.

Habría que crear una Policía filosófica que fichase las ideas y fuera siguiéndoles la pista de libro en libro, porque yo creo que a la Policía actual esta labor le resultaría demasiado molesta. El camino de una idea, desde que nace hasta que se convierte en cinco tiros de pistola, es largo y sinuoso. Claro que en España hay muy pocas ideas.

Pero creo tanto en eso como en las predicciones de nuestro piloto que, quemando sal y pólvora de cañón, se imagina adivinar el tiempo que hará por el color de la llama. ¡Tonterías! yo no creo más que en la hoja de mi puñal o en el gatillo de mi pistola, y cuando digo a mi enemigo: «¡Morirásel hierro o el plomo cumplen mejor mi profecía que todas las... ¡Silencio! dijo Ivona.

Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que esa vida me ha proporcionado no escaso placer y abundantes enseñanzas. He estudiado en una universidad alemana y hablo el alemán con tanta facilidad y perfección como el inglés; lo mismo digo del francés, mascullo el italiano y jurar en español. No tiro mal la espada, manejo la pistola perfectamente y soy jinete consumado.