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Tenían ante ellos grandes montones de zapatos húmedos, extraídos de una gran cuba, y agarrándolos como animalillos muertos, les arrancaban las tachuelas, las suelas, los tacones, todo lo aprovechable. Lo inservible caía en el suelo, pegándose a las piedras como inertes piltrafas.

El vientre, completamente al descubierto, estaba rasgado por una abertura tortuosa de labios ensangrentados, al través de la cual asomaban unas piltrafas de fresco azul. El doctor Ruiz movió la cabeza tristemente. A más de la herida atroz e incurable, el torero había recibido una conmoción tremenda con el cabezazo del toro. No respiraba.

Cuando pagué mi pasaje continuó Goycochea no me quedaba nada, absolutamente nada, ni dos reales. ¡Para lo que me hubiese servido el dinero en aquel barco!... La comida era poca y pésima; la galleta tenía gusanos y había que tragarla sin verla; en el rancho nadaban al principio unas piltrafas de tocino; luego, alubias solas.

Auménteseles, pues, el sueldo, déseles las piltrafas suficientes, y el Ayuntamiento verá sus cátedras de energía y ferocidad perfectamente desempeñadas. Se trabó una lucha titánica en el Ayuntamiento y en las columnas de los periódicos. Los peones nos defendimos bizarramente. Hicimos esfuerzos increíbles para salvar nuestro Retiro de la feroz invasión; pero quedamos vencidos.

Los pechos turgentes no pasan de ser simples tumores engañosos que disimulan la fúnebre jaula del costillaje; las piernas que nos parecen adorables columnas son agua y piltrafas que se disolverán, dejando al descubierto dos largas flautas de cal. Creemos adorar la suprema belleza, y abrazamos á un esqueleto.

La barrían juntamente con multitud de objetos despreciables, ajados, repugnantes y pestíferos: hojas de flores pisoteadas, pedazos de cristal aún mojados en vino, huesos de frutas aún cubiertos de saliva, cortezas de pan, espinas de salmón con alguna hilacha de carne, una cinta manchada de salsa, fresas espachurradas, entre las cuales lucía un alfiler teñido del zumo rojizo y que semejaba el puñal de un asesino, piltrafas de jamón, cascaritas de hojaldre y algunos ojos de pescado que aún fijos á sus rotas cabezas, parecían contemplar con asombro y terror semejante espectáculo.

Imagínese el cuerpo que usted adora, con el orgullo de la posesión, desnudo sobre una mesa; las blancas intimidades, sólo por usted conocidas, expuestas ante la insolencia juvenil; la epidermis arrancada de los músculos como el forro de un libro; las manos pasando de mesa en mesa; los pechos como unas piltrafas, nadando en un cubo; la cabeza a un lado, las piernas a otro... ¡No puedo, no puedo pensarlo!

Los que morían dejaban una cama libre á los otros que iban llegando. Desnoyers vió cestos que goteaban, llenos de carne informe: piltrafas, huesos rotos, miembros enteros. Los portadores de estos residuos iban al fondo de su parque para enterrarlos en una plazoleta que era el lugar favorito de las lecturas de Chichí.

Las piltrafas de su cerebro salpicaron la bayeta verde, las caras de los vecinos y hasta las levitas de los croupiers. ¡Siempre hay gentes de poco tacto, que no saben vivir en sociedad!... Pero los bomberos surgían de la pared, llevándose al muerto, limpiando de sangre la alfombra y la mesa, y poco después, del óvalo de gente apretujada contra el tablero verde surgía la voz sacramental: «Hagan sus juegos...» «¿El juego está hecho?...» «No va más

Esta pobre mujer tenía gran apego á la casa, cuyas barreduras había recogido diariamente durante luengos años; tuvo en gran estimación á Doña Silvia, la cual nunca quiso dar á nadie más que á ella los huesos, mendrugos y piltrafas sobrantes, y amaba entrañablemente á los niños, principalmente á Valentín, delante de quien se prosternaba con admiración supersticiosa.