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En efecto, D. Fadrique entró en la iglesia y se puso á buscar al poeta, á la sombra de los pilares y en los sitios donde menos se nota la presencia de alguien. Pronto le halló, detrás de un pilar y no lejos del altar mayor. Parecía D. Carlos tan embebido en sus oraciones ó en sus pensamientos, que nada del mundo exterior, salvo Clara, podía distraerle ni llamarle la atención.

, , pide peras al olmo, al olmo ceceaba Perico por lo bajo . Cualquier día se pone mi señora hermana un alfiler menos, un alfiler menos, aunque se la lleve pateta. Cuando Pilar supo la decisión del Esculapio, colgárse del cuello de Perico, en un arranque de amor fraternal no manifestado hasta entonces.

Fue, en suma, uno de esos momentos únicos en la vida de una niña vanidosa, en que el orgullo halagado origina tan dulces impresiones, que casi emula otros goces más íntimos y profundos, eternamente ignotos para semejantes criaturas. Pilar bailó con todas sus parejas como si de cada una de ellas estuviese muy prendada; tanto brillaban sus ojos y tal expansión revelaba su actitud.

Inflamó mas y mas los ánimos la aparicion de una palma que formó una nube sobre el templo de nuestra Señora del Pilar, y habiéndose reunido en aquella plaza con este motivo un numeroso concurso, acudió tambien el Capitan General D. Jorge Juan Guillelmi, ora fuese por curiosidad, ora por evitar cualquiera funesto acontecimiento: pero aun no habia parado el coche, cuando resonó con un estruendo estrepitoso el grito de las armas.

De aquí proviene que el Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza lleva siempre almohadas de terciopelo negro á esta iglesia y la del Pilar, al paso que usa de las de carmesí en otros templos como lo he observado siendo síndico. Estas gestiones hacen ver la persuasion en que estaban los diputados del bautismo de SANTA ISABEL en el templo de la Seo.

Don Pablo Aquiles le miraba sonriendo y no se hartaba de contemplarle; ¡qué buen mozo y qué elegante era! tenía los ojos de su madre, aquella Pilar tan amada, que tanto le había hecho sufrir, y también su genio, un polvorín de explosiones sin consecuencia.

Nota 2.ª El Padre Cardiel cuenta 70 leguas, desde las Sierras del Volcan hasta cuatro leguas mas al S del Arroyo de la Ascension, y segun las leguas espuestas en su diario, no pasan de cuarenta y ocho y media: por lo que el dicho arroyo queda mas al N. El las cuenta en el órden siguiente: Del pueblo del Pilar al Volcan......... 8 leguas.

Los pueblos de Quipia, Donzol y Pilar, que están muy distantes de la carretera que hemos seguido, ya los encontraremos cuando hagamos la visita al partido de Sorsogon. De Libon regresamos á la cabecera. En el tiempo que estuve en Albay, tuve ocasión de apreciar en todas sus manifestaciones, lo que es la prestación personal, siendo mis observaciones objeto del siguiente capítulo.

¿Quién está ahí? gritó una voz, cuyo timbre grave y poderoso había creído oír a menudo, en mis desvelos como en mis sueños. Una sombra apareció en el umbral: era él. Nubes rojas flotaron delante de mis ojos. Me pareció que mis pies habían echado raíces en el suelo. Respiraba con dificultad y me apoyé en el pilar de la escalera.

Comenzó entonces para las dos amigas una existencia valetudinaria. Lucía no se apartaba de Pilar, sacándola al balcón a respirar el fresco si hacia bueno, acompañándola si no en su cuarto, procurando entretenerla y hacerle menos tediosas las horas. Sentía ya la enferma esa impaciencia, ese deseo de mudar de aires y sitios que acosa generalmente a cuantos padecen su mal.