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Pero los chinos están contentos con su emperador, que es un chino como ellos. ¡Lo triste es que el emperador venga de afuera, dicen los chinos, y nos coma nuestra comida, y nos mande matar porque queremos pensar y comer, y nos trate como a sus perros y como a sus lacayos!

No importa, guardadlo le contesté . Don Rodrigo lo tomó, y dijo: Lo guardaré como un testimonio de honra mientras viva, y después de muerto, si para entonces tengo hijos, se lo legaré como una reliquia . Todo esto fué dicho con respeto, en estilo cortesano, con dignidad y con un grave acento de lealtad; poco después sonaron bocinas y ladridos de perros, y voces que gritaban: ¡El jabalí! ¡el jabalí!

Y no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino en haber comparado la amistad destos animales a la de los hombres, que de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas cosas de importancia, como son: de las cigüeñas, el cristel; de los perros, el vómito y el agradecimiento; de las grullas, la vigilancia; de las hormigas, la providencia; de los elefantes, la honestidad, y la lealtad, del caballo.

Pero es mucho más enternecedor el ver los perros, esos valientes perros de pastor, atareadísimos tras de sus bestias y sin atender a otra cosa más que a ellas en la masía.

Ya sabía ella que todo aquello era mojama y conversación de Puerta de Tierra. ¡Pues no faltaba más que dos gachós tan serranos se juntasen y se apartasen como dos perros callejeros! Andad, hijos, que las piedras de la calle os irán echando bendiciones. Soledad, no consientas más en la vida que ese desaborío te regale ligas. Ya te anuncié que habíais de reñir...

Ojeda rio francamente de estas palabras. Hércules y Vulcano continuó Isidro , dos brutos bonachones, le siguen como perros fieles.

Este joven intrépido, que se acercó al polo más que ningún otro mortal, al morir ganó la corona con que adornaron su tumba las sociedades científicas de Francia: el primer premio de geografía. En su relato, que encierra hechos tan terribles, hay uno conmovedor, el cual da la medida de los sufrimientos inauditos anejos á tal viaje: hablamos de la muerte de sus perros.

Sus catarros conmovían el silencio del templo; se agrandaban con el eco de las naves, como si en la sombra ladraran perros monstruosos. No los años que arrastro esta carraspera decía el viejo . Es un regalo de la catedral. Los médicos me dicen que abandone este empleo; pero lo que yo contestó: ¿quién me mantiene? Usted, compañero, ha entrado en la buena época.

Anhelantes, todas las bocas exclamaron: ¡Ah!... Tomó Juanillo un vaso de vino para darse coraje, y medio mareado ya por la fetidez de aquella carne horrible, se puso de pie y gritó a la concurrencia: ¿Qué les importa a ustedes que yo coma o no coma? ¡Mándense mudar ahora mismo, si no quieren que los eche como perros!

De ese otro a quien odio y aborrezco, también tenemos que hablar; pero quien me importa verdaderamente, eres . Ya lo estás viendo: me has dicho que el niño nada tiene que ver conmigo, y sigo diciéndote que no puedo vivir sin ti. ¿Pues qué recurso sino conformarse? ¡Si fuera en Francia! , allí creo que se casan y se descasan como perros.