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Combatir contra la carne es virtud. Y no tener que combatirla, cosa mejor que la virtud misma. ¡Está bien! tendré que ver impasible a tu amigo traerla libros detestables, historias de crímenes y amoríos perniciosos, y yo, su propio hermano, no podré oponerme. Está claro; la libertad para el mal, al bien la mordaza.

Otra suerte de preocupados perniciosos son los viageros que andan á correr las Cortes, quando se restituyen á sus patrias.

El eretismo, la irregularidad y la ataxia de la manzanilla y su misma versatilidad, corresponden perfectamente á los efectos perniciosos del arsénico en su forma benigna. El arsénico posee en alto grado la mayor parte de los síntomas de los medicamentos secundarios y aun de otros mas importantes.

Roberto del Campo, el amigo íntimo de Rafael, su mentor, que le guiaba en el camino de la distinción y el buen gusto; un chico elegante, hijo de una gran familia arruinada, uno de esos vástagos inútiles y perniciosos que nacen inesperadamente en la tranquila burguesía a las dos o tres generaciones de bienestar y riqueza, para castigar con sus locuras y despilfarres el egoísmo y la rapacidad de sus antecesores.

En los tiempos del prudente y piadosísimo Felipe II, no hubo auto de fe que achicharrara maldecidos y perniciosos herejes a que no asistiera cerca del monarca un Tumbaga. Y mientras Felipe III ocupó el trono, para mayor gloria de nuestro nombre y terror de nuestros enemigos, otro Tumbaga ilustró su apellido sirviendo los amorosos caprichos de Uceda, que era entonces como servir al Rey mismo.

Cuando al talento, la ilustración y la elocuencia siguió Laguardia sin mirar hacia él y dirigiéndose siempre a Mario une además la modestia, entonces cualquiera puede decir: «Ese muchacho está llamado por Dios para algo grande, para ser un baluarte de la fe y combatir los perniciosos errores que andan esparcidos por el mundoLos que tenemos la dicha de mantenernos firmes en medio de la tempestad, los que flotamos por la gracia de Dios en este mar de la incredulidad, tenemos el deber de ayudarle.

Muy fácil seria, sin embargo, remediar males de esta naturaleza, imponiendo fuertes derechos á la introduccion de tan perniciosos líquidos, ó tomando cualquier otra medida que su buen tino le dictase al Gobierno; porque nada hay tan lastimoso como el ver cuanto perjudican semejantes escesos al adelanto social, embruteciendo moral y físicamente á los que se dejan dominar por ellos.

Al comenzar la batalla quiso arrojarse en ella poniendo su fuerza inmensa al servicio de su patria; pero la tía Jeroma, la más noble de las mujeres, le sujetó indignamente por la cabellera y á pescozones le encerró mal de su grado en casa, privando á Entralgo de uno de sus guerreros más perniciosos y matando en flor mucha hazaña memorable.