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Dos ideas ocupaban su imaginación: la primera mandar que buscasen y avisasen a la célebre Mónica para que estuviese dispuesta a volver a su servicio si la cocinera provisional no cumplía bien su sagrada obligación; y la segunda, no permanecer ocioso en materia de amores, para evitar lo cual, entre cada dos bocanadas de humo, dirigía unas cuantas miradas a la casa de enfrente, donde vivía una viuda de peregrina belleza, pero de tan fresca y reciente viudez, que don Juan no juzgaba cuerdo empezar todavía su conquista.

Vuela á ese mundo do el error no existe, Do la verdad magnética se viste Con casta desnudez: Y cuando el manto de la te cubra, Dínos lo que tu vista allá descubra, Y desde lo alto de ese mundo ves. Duerme en un lecho de azuladas nubes Para ir á despertar entre querubes En la region de luz, Cual ave peregrina que se ausenta Donde la noche el negro trono asienta Para buscar regiones sin capuz.

Representaba él a don Fernando, el primer duque de Sandoval, fundador de la grandeza de su casa, en traje de gran maestre de la orden de Calatrava... Y, por súbita y peregrina ocurrencia, Pablo dirigió mentalmente a don Fernando, esta breve, pero sentida alocución: Ya ves. Llevo por ti, ¡oh mi glorioso abuelo! una vida lánguida y aburrida, una verdadera vida de sacrificio.

Su nuevo corazón latía tan regularmente, que cualquiera hubiera creído que era el tic-tac del reloj que se hallaba sobre la mesa de noche... Hasta mucho después del amanecer permanecí allí, admirando la peregrina belleza de mi mujer, que se destacaba espléndidamente sobre su lecho de rosas rojas. No qué hora sería, cuando entró la doncella en la alcoba.

En un tiempo la pobre campesina Erraba por las pampas peregrina, Y era su prole, bendicion del cielo, Una calamidad, un desconsuelo, Que las puertas del rico le cerraba, Cuando sus puertas, trémula pisaba. El avaro veia en la familia Solo bocas hambrientas de vigilia, Y guardaba su estancia y su riqueza Con un gaucho y un perro en la maleza.

Entonces se dejaron ver los dioses mayores de aquel Olimpo, los cuales, como Júpiter en el de la Mitología, nunca aparecen sino entre rayos y centellas. ¡Peregrina misión la suya! Durante aquel período turbulento, ¡qué escenas presenció don Simón!, ¡qué refriegas!, ¡qué motines!, ¡qué escándalos!

Eran dos charros, quieto decir, eran dos soberbios ejemplares de la más peregrina singularidad social é indumentaria de esta tierra.

Jamás quiso revelar su nombre ni su origen; pero puedo decir que el Caballero Trágico, como todos le llamábamos, ha sido un gran arrepentido, y que la peregrina historia de su conversión debiera publicarse a boca llena para ejemplo de pecadores.

Cayó, sin vida, encima de un rosal, v me costó encontrarla, porque las flores que ella lastimó al caer la cubrieron de hojas.... ¿Toda la cubrieron? Toda; y así, cubierta de rosas, la hice enterrar.... ¡Ya no hay nétigua!... Carmen, con voz de maravilla, repitió como un eco: ¡Ya no hay nétigua! Y, con la cara radiante, posó otra vez en la almohada su cabeza peregrina.

Modelo despues del arte africano en la peregrina decoracion de algunas de sus cámaras , fué la escuela matriz donde aprendieron aquella elegante y voluptuosa ornamentacion morisca que finge arcos de cintas rizadas, paredes de encajes y flores, frisos de estalactitas y armaduras de caprichosos lazos, los discípulos de los mudéjares cordobeses, que mas tarde construyeron sobre columnas sutiles como el pensamiento alcázares para los reyes moros de Sevilla y Granada y para los reyes y magnates semi-renegados de Castilla.