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Ester, á pesar de su ánimo fuerte, tranquilo, resuelto, y constante en la adversidad, estuvo á punto de desmayarse al oir esta noticia precursora de inevitable desastre, precisamente en los momentos en que parecía haberse abierto un camino para que ella y el ministro pudieran salir del laberinto de dolor y de angustias en que estaban perdidos.

Tiénese por cierto que este medio fué trazado por entre ambos Emperadores Andronico y Miguel, para que los Catalanes maltratasen á los Griegos, y ellos ofendidos tomasen las armas para su venganza, con que les pareció que los Catalanes quedarian perdidos, y ellos libres de su obligacion.

»Item, que los poetas más antiguos se repartan por sus turnos a dar limosna de sonetos, canciones, madrigales, silvas, décimas, romances y todos los demás géneros de versos a poetas vergonzantes que piden de noche, y a recoger los que hallaren enfermos comentando, o perdidos en las Soledades de don Luis de Góngora; que haya una portería en la Academia, por donde se sopa de versos a los poetas mendigos.

Perdidos en la lejanía de la juventud y vigorosamente evocados por el pensamiento, vienen a la mente los recuerdos: pasan muchas mujeres: don Juan las ve, violenta su imaginación para acordarse de sus nombres y no puede; porque si todas le dieron su cuerpo, ninguna le dejó la dulzura del cariño en la memoria.

Cuando tenía el sitio hecho un volcán de intrigas, de deseos, de cálculos y de murmuraciones, desapareció repentinamente con su marido, porque éste, que no salía de la ruleta, perdió en una noche cuarenta mil duros, sobre otros veinte mil que tenía perdidos ya; y no se había casado ella con Gonzalo Quiroga para eso, sino para cosa muy diferente.

Verdad es que nosotros no habíamos podido encontrar empeño para una persona muy amiga del informante. Esta persona tenía unos ojos muy hermosos, los cuales sin duda alguna le hubieran convencido en sus ratos perdidos de la justicia de nuestra causa.

Cebáronse los indios de tal suerte, Que no se contentaban dar flechazos, Y así dan al Ingles muy cruda muerte, Matándole con crudos macanazos. Aquel que se mostraba ser mas fuerte, En un punto le hacen mil pedazos, De veinte y cinco, dos solos vivieron, Que viéndose perdidos se rindieron.

Salió uno de aquellos europeos, de quien poco ha hice mención, hombre perdido y cruel y encendido en cólera por ver más que nunca perdidos ahora sus intereses, maquinó con el fomento de otros parciales, hacer de un golpe dos tiros, que fueron recoger gran número de esclavos y malquistar al P. Lucas con aquellos pueblos, de suerte que jamás osase ponerse delante de ellos.

Van los niños atenazados a la falda de la madre, y llorando de miedo. Todos parecen perdidos en la vastedad del páramo. ¡Desfallezco de hambre!....¡No veo!...¡Apenas puedo andar!... Esos niños que me den un poco de su pan. ¡Ya nada les queda, señor! ¡Dios haga que no caiga muerto en medio del camino! ¡Vamos!

Otras veces, embriagándose de esperanzas, acariciaba proyectos, y soñando juntamente con lo porvenir y lo pasado, le parecía que las lágrimas que le resbalaban desde las mejillas a los labios, tenían el sabor dulcísimo de los besos perdidos. ¡La deshonra! ¿Qué le importaba? ¿Ni a qué echar de menos el encanto de la doncellez jamás había de sentir no poder ofrecérselo a otro hombre?... ¡Qué días tan largos! ¡Qué noches tan tristes!