United States or Saint Helena, Ascension, and Tristan da Cunha ? Vote for the TOP Country of the Week !


Don Juan recordaba perfectamente las repetidas veces en que Julia le habló de su amo tratándole de grosero, basto y a la pata la llana. Pensándolo bien, estas confidencias de la niñera podían servir de base a las conjeturas en que ahora le hacían caer las frases del estanquero; todo indicaba que sólo el interés, pero un interés poderosísimo, había determinado la boda.

En la almohada quedó la huella de su cabeza; asustada, iba a hacerla desaparecer, cuando, pensándolo mejor, renunció a su propósito, y toda la noche, entre las burdas sábanas de la clínica, abrasándose de rubor, de placer y de amor, estuvo besando locamente su almohada blanca de doncella.

Había en su mirar tanta compasión, un interés tan puro y cristiano, que la pobre joven se felicitó interiormente de aquella amistad que le deparaba Dios en momentos de aflicción. Pensándolo así y dando gracias a Dios por un socorro moral de tanta valía, se sintió tocada del deseo de confiarse, de abrir un poco su corazón para mostrar sus penas.

Yo, la mujer desenvuelta, fría y despreocupada de los salones; la dama de los grandes recursos para la intriga; la afamada humorista de las ocurrencias felices, ni siquiera di en el sencillo intento de deshacer con una negativa terminante aquella tempestad de desdichas que bramaba sobre mi cabeza..., porque me hubiera bastado eso solo para conseguirlo: después me he convencido de ello pensándolo con serenidad.

Luego, mediante encargo que confió a un diputado amigo suyo, el cual hizo minuciosas gestiones, supo que la nueva madriguera estanqueril de don Quintín estaba en la poco aristocrática calle de la Pingarrona, y allí imaginó ir a buscarle; pero pensándolo mejor, mandó a su ayuda de cámara, el inapreciable y fiel Benigno, que volvió con más noticias que un corresponsal del Times.

Por aquí todo está tranquilo; ni asaltos, ni robos, ni temores de «bola». Me quieren mucho «ciertos bichos» que sabes, y no hay temor de que me den un mal rato. Tan seguro estoy de ello, que casi, casi me resuelvo a que te vengas al pueblo. Pienso en ello mucho; seguiré pensándolo, y ¡Dios dirá!

Mi padre comenzaba a hablar, pensándolo mucho, y a lo mejor ¡zas! una aleluya. «Apolonio: mira lo que hablas, que te castigo sin postre», amenazaba la señora.

«¡Porque es muy rara esa persecución! ¡Siempre con ellos... un hombre que no hace su nido en ninguna parte...! Yo no , no . ¿Habrá algo?... ¿Qué te parece a ti?». Pues... dijo la de Rubín pensándolo mucho , a me parece que no. Pues como haya algo, no se me ha de escapar, porque estoy allí, como quien dice, en mi garita de vigilancia.

Y Pep, igual a todos los tímidos, que dudan y vacilan antes de hablar, pero una vez perdido el miedo se lanzan adelante ciegamente, empujados por el propio temor, expuso con rudeza su pensamiento. «; algo tenía que decirle, algo muy importante. Dos días había estado pensándolo, pero ya no podía callar más tiempo.

Pero me gusta así y un resplandor de ternura ilumina sus rasgos y pensándolo bien, yo no podría pasarlo sin sus locuras. Ya lo sabes, siempre tengo necesidad de hacer el padre con alguno; en otro tiempo te tenía a ti, y ahora la tengo a ella. Después de haber desahogado su corazón, Martín se sume en un profundo silencio. ¿Y eres feliz? pregunta Juan.