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»-No hay duda deso -replicó Anselmo, todo por apoyar y acreditar los pensamientos de Lotario con Camila, tan descuidada del artificio de Anselmo como ya enamorada de Lotario.

Revolviendo en su mente estos alegres pensamientos, llegó D. Acisclo a casa de doña Luz, entró en su cuarto y acertó a encontrarla sola como deseaba. Después de felicitar a doña Luz porque Dios había mejorado sus horas de modo tan estupendo e imprevisto, refirió el encargo que tenía y las circunstancias y solemnidades que hubo cuando se le hicieron.

El joven Belinchón, con la preciosa cabeza inclinada hacia atrás, esperó radiante de majestad que se le despojase de la sombra negra que manchaba sus mejillas. Tenía los ojos cerrados blandamente para mejor percibir los vagos y poéticos pensamientos que cruzaban por su cerebro. Siempre que volvía de la cuadra traía la cabeza repleta de ideas.

Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían.

Aunque ésta la tenía acostumbrada a sus genialidades, que no eran siempre de color de rosa, jamás había oído de sus labios palabras tan crudas ni pensamientos tan atrevidos.

Pues si la receta no falla ni en naturalezas míseras y enclenques y de mal enderezados pensamientos, ¡qué prodigios no obrará en la tuya, que es modelo de naturalezas ricas, nobles y bien equilibradas?

Dobla y dobla lentamente negra campana de hierro que invita con són doliente al entierro. ¡Qué solemnes pensamientos despiertan esos acentos!

Únicamente Magdalena se incorporó como disponiéndose a recibir la visita del Señor. Entró el sacristán con la cruz, luego los monaguillos con la vela en la mano, y por fin el venerable sacerdote portador del santo Viático. Padre mío dijo Magdalena, los pensamientos pecaminosos pueden llegar a combatir nuestra alma hasta los umbrales de la eternidad.

Los Padres antiguos, unos con escritos polémicos, otros con apologías rechazaron eficacísimamente esta casta de enemigos del nombre Christiano, puesto que ya entonces los habia como ahora, y no hacen los del tiempo presente otra cosa que renovar los errores envejecidos y olvidados; y siendo tanta la abundancia de escritos con que los Padres, y Doctores de la Iglesia han impugnado á toda suerte de sectarios, sería del caso que algun Teólogo, valiéndose de ellos, y adornando sus máxîmas con los atractivos del siglo presente, los publicase, para que viese todo el mundo que estos modernos quieren lucirse entre los incautos con pensamientos viejos, rechazados con invencibles argumentos.

Dejé que mi tío confiara sus pensamientos a los muebles del salón, y corrí a la biblioteca en busca de lo que necesitaba para poner en práctica la idea que acababa de ocurrírseme. Y llevé a mi cuarto la filosofía de Malebranche y un estudio sobre la Tartaria. El Malebranche casi me dio un arrebato cerebral y lo dejé para arrojarme sobre la Tartaria, que me ofreció más recursos.