United States or Qatar ? Vote for the TOP Country of the Week !


El comprendía nuestro desamor por cuanto constituía sus afectos, y contestaba, instintivamente, odiando al pueblo y a todo lo que era vasco. Nos solía pegar con furia. A me salvó muchas veces de las palizas la recomendación de mi madre de que no me pegara, porque me encontraba todavía enfermo.

¿Qué haces ahí? dijo el barón, agarrándola por un brazo. ¡Perdón! exclamó Josefina en el colmo del terror. ¡Por Dios, no me pegue usted, señor! Ya me pegaron mucho. La mano del caballero se aflojó repentinamente y, cambiando de voz y de tono, dijo: No, hija mía, no; nadie te pegará. ¿Cómo estás aquí a estas horas? Me ha pegado mucho mi madrina y me escapé de casa. ¿No tienes padres? No, señor.

El caso era bien claro: ¿con qué cara mi tío contaría a mamá que yo me había suicidado para evitar que él me pegara? Pasaron diez minutos. ¡Alfonso! sonó de pronto la voz de mamá en el patio. ¿Mercedes? respondió aquél tras una brusca sacudida. Seguramente mamá presintió algo, porque su voz sonó de nuevo, alterada. ¿Y Eduardo? ¿Dónde está? agregó avanzando. ¡Aquí, conmigo! contestó riendo.

16 será que el cuchillo que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí moriréis.

Al mozo favorece la fortuna, Que el indio con su pica tal venia, Que si el caballo un brinco no pegára, Por medio de los pechos le pasára.

Así es que yo nunca la emprendía directamente con ella, porque era bruta y yo tenía miedo que me pegara. Con todo lo dicho, se comprenderá que me fuese imposible, absolutamente imposible, dejar de poner en obra mi malicia, para hacer rabiar a mi tía y atormentar a mi cura.

26 El entonces le dijo: ¿No fue también mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas y bueyes, siervos y siervas? 27 La lepra de Naamán se te pegará a ti, y a tu simiente para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

Yo quiero que mi confesor tenga firme por las riendas, que sea severo y hasta duro conmigo... Usted me riñe poco todavía, padre. Quisiera que usted fuese más severo... que me castigara fuerte... y hasta me pegara, para demostrarle bien mi sumisión. Dijo las últimas palabras con voz temblorosa y el rostro avergonzado, fijando en su confesor una mirada de tímida adoración.

Tenía un miedo tan grande a que se la pegara, como ella decía, que sólo con la idea se estremecía y empezaba a injuriarme. Después me pedía perdón, riendo de misma. Cerca de su casa había un establecimiento de bebidas, que solía estar abierto hasta hora muy avanzada.

Antonio, vuélvete a la calle Imperial, diles que preparen todo, y yo iré al carro a ver si lo arreglo para esta tarde. Nina, vete con Dios, y cuidado no se te pegue... ¿sabes? ¡Ay, hija, se te pegará, por mucho aseo que tengas! ¿Ves? ya empiezas a sufrir las consecuencias del mal paso... por no hacer caso de . Doña Paca me dijo que te permitiera ir allá. Quiere verte: ¡pobre señora!