United States or Costa Rica ? Vote for the TOP Country of the Week !


Una poblacion que tenia yo bien conocida, y cuyos alrededores secos y pedregosos habia recorrido no pocas veces, la he visto en un libro de viajes cercada como por encanto de jardines y arroyos; y á otra en que se habla de las aguas de un rio no lejano, como de un bello sueño que algun dia se pudiera realizar, la he visto tambien en otro libro regalada ya con la ejecucion del hermoso proyecto, ó mejor diré, sin necesidad de él, pues que el cauce del rio estaba junto á sus murallas.

El capitán era hombre de poco dormir, al menos de noche. De día solía echar siestas repentinas y fantásticas donde menos pudiera imaginarse, en el establo cuando iba á inspeccionar el ganado, en la iglesia oyendo misa, y hasta montado á caballo cuando recorría los caminos pedregosos del concejo.

Llegado a la meseta de los cincuenta se parece el hombre a un extraviado viajero que ha escalado la cima de la montaña por abruptos y pedregosos senderos y que, una vez llegado arriba, comprende que equivocó por completo la senda.

Los campos pedregosos de olivos y nopales estaban ahora cubiertos de «Palaces», grandes como cuarteles, y sostenían una segunda ciudad alta, que, extendiéndose por la ladera de los Alpes, unía Mónaco con Monte-Carlo. Este terreno, vendido á precios enormes, era medio siglo antes un lugar tan olvidado, que cualquiera de sus poseedores podía disponer sin obstáculo que le enterrasen en su propiedad.

Semejante á una cinta extendida por el aterciopelado césped, el amarillento sendero subía hacia la cabaña y parecía detenerse allí. Más lejos no se vislumbraban más que grandes barrancos pedregosos, desmoronamientos, cascadas, nieves y ventisqueros. Aquella era la última habitación del hombre; la choza que, durante muchos meses, me había de servir de asilo.

Forman las calles, ora terrenos pedregosos donde aúllan manadas de perros hambrientos, ora filas de chozas toscas, ora pobres tiendas con sus tabletas balanceándose en un asta de hierro. A lo lejos se alzan los arcos triunfales hechos con barrotes de color de púrpura, ligados en lo alto por un tejado oblongo de tejas azules que brillan como esmaltes.

Dando las gracias a la esmirriada, salió Benina, y se fue por toda la calle adelante, atisbando a un lado y otro. Esperaba distinguir en alguno de aquellos calvos oteros la figura del marroquí tomando el sol o entregado a sus melancolías. Pasadas las casas de Ulpiano, no se ven a la derecha más que taludes áridos y pedregosos, vertederos de escombros, escorias y arena.

Al caer la tarde volvíamos a paso corto por los caminos pedregosos enclavados entre los campos recientemente labrados cuya tierra era negruzca. Las alondras volaban al nivel del suelo huyendo con un postrer estremecimiento de día sobre las alas. Así llegábamos a las viñas y nos abandonaba el aire salado de la costa. Del fondo de la llanura se elevaba un hálito más tibio.

El rio Magdalena, la grande arteria del comercio de Nueva Granada, despues de haber traído por algunas leguas la direccion de S. E. á O., pierde repentinamente su mansedumbre, se estrecha entre las altas rocas de dos serranías paralelas, y torciendo directamente al norte se lanza por entre raudales pedregosos, coronado de espuma, bramando como la gran mole de una catarata, y, como fatigado de ese descenso tormentoso, va á reposarse, una legua mas abajo, lamiendo suavemente las anchas playas de la Bodega.

Raras encinas, negras a distancia, moteaban apenas los pedregosos collados. Paisaje de una coloración austera, sequiza, mineral, donde el sol reverberaba extensamente. Paisaje huraño y apacible como el alma de un monje. Vivo resplandor revelaba a trechos, entre fresnos y bardagueras, el curso del Adaja, esparcido sobre la arena como galón de plata que se deshila.