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La adquisición del castillo le proporcionó una honrosa amistad, viendo en ella la mayor ventaja del negocio. Entró en relaciones con un vecino, el senador Lacour, que había sido ministro dos veces y vegetaba ahora en la Alta Cámara, mudo durante la sesión, movedizo y verboso en los pasillos, para sostener su influencia.

Doña Rebeca, furibunda, le puso los puños junto a la cara, gritándole: eres la santa..., ¿eh?...; la santa, ¿y me insultas llamándome loca? La infeliz, rompiendo a llorar, gimió: ¿Yo?... , , la santita, el agua mansa, que parece que nunca has roto un plato.... Y se dió a hacer gestos por la casa adelante, con las manos en la cabeza y la voz retumbante rodando por los pasillos.

Me gusta esta cubierta dijo con entusiasmo porque es el único lugar donde uno se entera de que va en un buque. Abajo, salones, comedores, majestuosas escaleras, camareros de corbata blanca, pasillos con habitaciones numeradas: un verdadero hotel. A no ser porque el piso se mueve de vez en cuando, creería uno vivir en un balneario de moda.

Andando así a lo largo de un pasillo, llegamos a desembocar en otro que se cruzaba con él, y le seguimos hacia la derecha. Por este lado terminaba en un salón que me pareció más negro que los pasillos, porque en sus ámbitos desmesurados parecía la luz del farol la de una pajuela.

No serían mujeres si no necesitaran alguna vez estar bajo llave. Es frecuente ver dos manos flacas y nerviosas asidas a una reja, y oír la voz ronca de una desgraciada que pide le devuelvan los hijos que nunca ha tenido. Hay una que corre por pasillos y salas buscan do su propia persona. Volvamos al patio de varones pobres. Aquel día faltaba en él Rufete. Creeríase que había crisis.

Doña Lupe no estaba, porque en aquellos días iba infaliblemente a las subastas del Monte de Piedad. Maximiliano permanecía largas horas en su despacho o en la alcoba, sin salir ni siquiera a los pasillos, sumergido en una meditación que más bien parecía somnolencia, por lo común echado en el sofá, la vista fija en un punto del techo, al modo de penitente visionario.

Con el señorito Gabriel que tuve algún trato; lo que es con las señoritas... buenos días y buenas noches, cuando las encontraba en los pasillos. Luego ya fui al Seminario.... ¡Bah, bah! ¿Tiene usted gana de cuentos...? Harto estará usted de saber cosas de las chicas. Basta su madre de usted para enterarle. ¿Acerté?

Los muchachos celebramos el cataclismo como un acontecimiento fausto, corríamos por los pasillos brincando de alegría, nos comunicábamos en voz baja noticias a cual más estupendas, y mirábamos por los balcones lo que pasaba en la calle, cuando la vigilancia de los superiores lo consentía.

Desde entonces fue asiduo discípulo de sus cátedras y tertuliano de sus pasillos; mañana, tarde y noche, en todas las horas que las clases le dejaban libre, se encerraba en el clásico establecimiento, centro resplandeciente en aquella época de las ciencias y las letras; ordinariamente pedía un libro y se enfrascaba en la lectura; en poco tiempo se tragó un número considerable de volúmenes, versando casi todos sobre estética y filosofía.

El Fidel comenzó a recorrer el salón con la cola agitada, oliendo en todas partes: luego salió como un torbellino, recorriendo los pasillos, entrando en las habitaciones, buscando, olfateando. Entró de nuevo, miró a Tristán, dejando escapar quejidos lastimeros, se fue a la puerta de la calle, volvió y repitió varias veces esta maniobra. El pobre animal buscaba a su ama.