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Le parecía que estaba viéndola, tan arrogantona y tan... y luego con su blandura de entraña... Pero Dios no había querido que las cosas pasaran de allí; y hoy un hijo y mañana otro, le había llevado los tres que había ido teniendo, y por último a ella, que valía un Potosí de oro puro, y con ella, la luz y la alegría de la casona, que fenecería «mañana u el otru» con el pobre don Celso, que ya había estado a punto de morir.

Pues siendo esto así, ¿por qué no venía a sus manos el duro? ¿Qué razón había para que veinte personas de las que pasaban no se privasen de un real, y para que estos veinte reales no pasaran por natural trasiego a sus manos? ¡Vaya con las cosas de este desarreglado mundo! La pobre Benina se contentaba con una gota de agua, y delante del estanque del Retiro no podía tenerla.

Mi persona le había inspirado siempre grave deferencia y respeto; solamente una vez, después de provocarlo, recuerdo que dio muestras de alguna impaciencia. Por la noche, cuando me retiraba del despacho, solía llevármelo a mis habitaciones, para que me sirviera de portador de cualquier adición o pensamiento feliz que pudiera ocurrírseme antes de que pasaran las cuartillas a la imprenta.

27 y tus siervos, armados todos de guerra, pasarán delante del SE

Pero, lo repito, no es este el momento de formular una opinión sobre Venezuela; ensaya sus nuevas instituciones, tantea la adaptación de nuevas industrias a su suelo maravilloso y pasarán algunos años antes que su reciente organización tome caracteres definitivos.

ISIDORA. Si quieres que no riñamos, no me hables del pleito con ese desprecio. Yo tengo confianza, y quiero que la tengas también. El procurador me ha dicho que es cosa ganada... Tardará algún tiempo, porque mi abuela apelará; pero de que lo gano, no te quede la menor duda. JOAQUÍN. Pues poniendo las cosas a tu gusto, siempre pasarán tres, cuatro o cinco años antes que lo ganes.

Los del billar dejaron los tacos para venir a la sala de las mentiras a cazar noticias; hasta los de arriba, los del cuarto del crimen, que solían dejar que pasaran revoluciones sin darse por entendidos, mandaron sus emisarios abajo para saber lo que ocurría. Un desafío en Vetusta era un acontecimiento de los más extraordinarios.

Por ahora, las «morochas» del pueblo se contentaban con llamarlas «esas orgullosas de Itualde». ¡Y había que ver con cuánto menosprecio las calificaban de «orgullosas», sabiendo que no eran ricas!... Poco les importaba a ellas este menosprecio, con tal de que las habladurías no pasaran a mayores...

Cerca de anochecer llegué á la antiquísima ciudad de Palencia, cuya calle Mayor pudiera compararse en longitud ya que ni por asomo en hermosura á la calle de Rivoli de París. Toda es de columnas y pilastras, que forman soportales de forma irregular. Pasarán de mil estos informes pilares de piedra que sostienen viejísimas casas cargadas de escudos heráldicos.

Descansa en esa almohada Con la frente coronada De laurel; Y no te importe que el hombre No haya gravado tu nombre Con cincel. Porque un dorado letrero Se compra por el dinero Con baldon; Mas no se compra la gloria, Ni en el templo de la historia La mansion. has dejado tus canciones Que á nuevas generaciones Pasarán, Y que ante el génio postrados Nuestros hijos estasiados Leerán.