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Felicia se calmó; pero Demetria se quedó sin obtener respuesta satisfactoria á su pregunta. Anda, hija mía, á lavarte los ojos para que no conozcan que has llorado. Yo voy á hacer lo mismo. Arréglate también, que el tiempo pasa y habrá que vestir el ramo. Tu padre ya bajó á Entralgo... ¿Quién le quita á él su rato de tertulia en el atrio de la iglesia antes de entrar en misa?

Las gentes del campo trasladaban al apellido el título de respeto que precede al nombre, llamándole don Madariaga. Compañero dijo á Desnoyers un día que estaba de buen humor, lo que en él era raro , pasa usted muchos apuros. La falta de plata se huele de lejos. ¿Por qué sigue en esa perra vida?... Créame, gabacho, y quédese aquí. Yo voy haciéndome viejo y necesito un hombre.

Y no me habéis dicho nada... Juan, algo te pasa... Eres un hombre, y no tengo ya derecho para tratarte como a un niño; pero, en fin, sabes cuánto te quiero... Si tienes alguna pena, alguna contrariedad, ¿por qué no me lo dices? Quizá podría darte algún buen consejo. Juan, ¿a qué vas a París?

¡Poeta sensible y de vista corta!... Esperaba de un momento a otro su objeción. «¡Los crímenes que comete el capital en sus grandes empresas mundiales!...» , los reconozco: son los mismos crímenes de los grandes conquistadores que han trastornado el curso de la Historia; los crímenes de las revoluciones que nos dieron la libertad. El hombre pasa y la obra queda.

Ya sabe usted que, según consta en la fundación de este gran mayorazgo, uno de los principales de España, no habiendo herederos directos, pasa a los de segundo grado en línea recta, por lo cual ahora correspondería al primogénito del conde Rumblar.

Me lo ha comprado un «nuevo rico». Yo, con la guerra, voy á ser un «nuevo pobre». sabes, Atilio, lo que me pasa desde que empezó esta pelea de naciones. A los primeros cañonazos me enviaron de Rusia la octava parte de las rentas que tenía en tiempos de paz: luego, mucho menos. La revolución todavía recortó de un modo alarmante mis ingresos.

Los criados se habían retirado ya. De pronto apareció Mauricio en el comedor, diciendo que alguien me buscaba. ¿A ? pregunté sobresaltado. , traen una carta.... ¿Quién la trae? No lo conozco. Me levanté precipitadamente en busca del desconocido. Me traía dos cartas: una de Linilla y otra de tía Pepa. Corrí a leerlas. ¿Qué pasa? preguntó don Carlos. ¿Algo de cuidado? Abrí el pliego.

La accion, pues, especial de este medicamento en la piel cambia de rumbo, dirigiéndose á la mucosa intestinal, y del mismo modo pasa de esta á la piel, resultando que las afecciones cutáneas y mucosas se suplen ó reemplazan.

En la época del novilunio, nuestro satélite se encuentra, es verdad, en la dirección indicada, pero ya por encima ya por debajo del disco de la Tierra; y la sombra proyectada por él en el espacio pasa por encima ó por debajo de nuestro globo.

Yo le enviaré a usted las señas de todas partes donde nos detengamos.... No me lo descuide usted; ¿irá usted de vez en cuando a ver cómo lo pasa? Se queda el pobre tan solito....