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No pudimos dejar de comprender que Dawson, como socio de Blair y partícipe de su enorme riqueza, debía conocer muy bien el secreto y haber dado ya los pasos convenientes para ocultarme a , su legítimo dueño, la verdad. Había que tenerlo muy en cuenta, pues era un hombre siniestro, poseedor de la astucia más insidiosa y del ingenio más diabólico en el arte de los subterfugios.

El poeta hizo partícipe de esta buena suerte al comandante, en su calidad de numismático, y para los dos transcurrió el período de cautiverio en una dependencia humillante pero soportable. La ciudad, á pesar de sus recientes tristezas, hizo grandes preparativos para recibir á Simoulin á su vuelta de Alemania.

La lucha de su alma es representada alegóricamente por medio de las diversas virtudes y vicios, que lo atraen y lo rechazan; pero sus constantes oraciones lo hacen partícipe, al fin, de la gracia divina, transformando de tal modo todo su sér, que Marcela conviene, á sus ruegos, en borrar su antigua falta, dándole su mano.

Le sorprendió su esposa con la querida... Grande fue el escándalo que circuló por toda la Córte, y grande fue el trabajo que le costó contener la furia de su mancillada esposa, porque esta ya no pensaba mas que en la venganza. ¡Y cosa admirable en esta mujer!... De esta venganza no queria fuese participe su esposo, pues aunque habia llegado á notar el despego y descaro con que solia tratarla, no obstante lo idolatraba de todo corazon.

Todo está ligado en el órden intelectual, y el arte es un ejercicio del pensamiento demasiado noble para que no participe de todas sus vicisitudes. Condenadas al descrédito y al olvido las ciencias, la filosofía y las letras de la edad media, es claro que el arte de los siglos XII y XIII tampoco podia sobrevivir á la condena general implícita en el grito de triunfo de reforma y de renacimiento.

Cumplida esta obligación suprema, la futura esposa del mejor de los hombres se ocupaba de todo lo de la casa con la diligencia de siempre, con más diligencia, si cabe, pues sin sospecharlo, se había ido acostumbrando a considerarse partícipe de aquel trono doméstico y co-propietaria de tan dulces dominios. Por las noches, la familia se reunía en el comedor, en torno del patriarca claudicante.

Además, conocida la amistad con el difunto, de cuyos negocios era partícipe y abogado, nada tenía de particular que la viuda continuase tratándole.

, señora, mucha... Pero aquello también es bonito. ¿Lo encuentra usted así? ¡Ay, pobrecito, cómo quiere a su patria! Y volvió los ojos hacia D. Oscar, para hacerle participe de la compasión que sentía, no si por o por Galicia, o por ambos a la vez. Doña Tula, en su acento, era una andaluza más cerrada, si cabe, que Gloria.

El instinto suplió a la picardía, el ingenio a la malicia: no pudo la imaginación desentrañar las causas de las cosas, pero vio los efectos y fue bastante para que se le entrase al alma un miedo sano. En su espíritu hubo dos impulsos simultáneos: el despertar a la inquietud moral de la vida y la desconfianza de hacer a nadie partícipe de sus emociones.

Lejos de corresponder a su justa impaciencia, nuestra remolcadora se preparaba a tomar rizos y a cargar muchas de sus velas, para aguantar mejor el furioso levante. Yo participé de la general tristeza, y en mis adentros consideraba cuán fácilmente se burla el destino de nuestras previsiones mejor fundadas, y con cuánta rapidez se pasa de la mayor suerte a la última desgracia.