United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al volverse el posadero hacia ella, el singular recuerdo dramático centelleó claramente ante en un par de versos: Dos almas con un solo pensamiento y palpitando acorde el corazón... Se trataba de Ingomar y Partenia, su mujer. Ni más ni menos.

Continuamos hablando un buen rato; el viento soplaba todavía, e Ingomar roncaba en su lecho de pieles, cuando resonaron en la calle ruedas y herraduras y el relinche de caballos. Era la diligencia del correo. Partenia corrió a despertar a Ingomar, y casi simultáneamente el galante conductor se apareció ante , llamándome por mi nombre y convidándome a beber de una misteriosa botella que llevaba.

Recordando a la fatigada Partenia, comencé a considerar que otra hubiese sido su suerte, de casarse con el antiguo griego del drama; al menos habría vestido siempre decente y sin aquel traje de lana pringado por las comidas de un año entero y las grasas de cocina, no se hubiese visto obligada a servir la mesa con el cabello sin peinar, ni se hubieran colgado de sus vestidos los dos niños con los dedos sucios, arrastrándola inconscientemente a la sepultura.

In mente di en seguida al drama un desarrollo diferente: Ingomar se había traído a Partenia a la montaña, donde tenía un hotel a beneficio de los allemani que acudían allí en número no escaso. Partenia iba bastante cansada y desempeñaba el trabajo sin criados de ningún género. Tenía dos bárbaros, pequeños aún, un niño y una niña; estaba ajada, pero conservaba aún sus trazos bellos.

Abrevaron rápidamente los caballos, terminó su faena el conductor y, despidiéndome de Partenia, ocupé mi sitio en la diligencia. Quedé en seguida profundamente dormido para soñar que visitaba a Partenia e Ingomar, y que era agasajado con pastel a discreción, hasta que a la mañana siguiente me desperté en Sacramento.

Me deslicé escaleras abajo, y por fin, entrando en la sala, vi que ardía aún el fuego. Acerqué una silla, lo removí con el pie y me quedé sorprendido de ver a Partenia sentada allí también, con una criatura de demacrado rostro en el regazo. Díjele si no sería indiscreción preguntarla por qué estaba levantada todavía.