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11 di a los pañetadores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia inundante, y daré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. 12 Y he aquí, cuando la pared haya caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que pañetasteis?

Las sombras iban invadiendo el interior polvoriento y ahogado de la pequeña habitación en donde se terminaba aquella larga serie de evocaciones de las cuales más de una había sido dolorosa. De las inscripciones de la pared ya no se distinguía casi nada.

Pensó que no la vería más. Vuelta la cara a la pared, ¿qué hizo durante el rato que permaneció allí?... ¿Lloró? Quién lo sabe. Tal vez estampó una lágrima en aquella pared donde a balazos estaba escrita la página más deshonrosa de la historia contemporánea. Capítulo XVIII Últimos consejos de mi tío el Canónigo

4 Y sacarás tus aparejos, como aparejos de partida, de día delante de sus ojos; mas saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien sale para partirse. 5 Delante de sus ojos horadarás la pared, y saldrás por ella. 8 Y vino Palabra del SE

Arrancando uno, quizá puediera pasar se dijo Martín . Y esto no sería difícil... luego necesitaría una cuerda. ¿De dónde sacaría yo una cuerda?... La manta... la manta cortada en liras me podía servir... No tenía mas instrumento que un cortaplumas pequeño. Hay que ver la solidez de la reja murmuró. Volvió a subir. Se hallaba la reja empotrada en la pared, pero no tenía gran resistencia.

Al fin, llegamos al pueblo, encaramado allá arriba como un nido de águilas, y me guió Neluco a la única hospedería que había en él: un casucho de mala muerte con un cuarto en el soportal, y en el cuarto un tosco mostrador y su correspondiente estantería con media docena de botellones y frascos de varios colores, algunos paquetes de cigarros y de cajas de cerillas, y media docena de vasos de otros tantos calibres; arrimado a la pared y sostenido por tres estacas sin labrar un tablón en bruto, de castaño abarquillado; delante y como a la mitad de este banco, una mesa de igual materia y del mismo estilo que él; sobre la mesa, un jarro y dos vasos medio desocupados de vino tinto, y, por último, sentados en el banco y con la mesa delante, dos hombres en los cuales ni el médico ni yo nos fijamos gran cosa por de pronto.

Mi alma está negra... más negra que la noche repuso con alucinación . Camino sin cesar buscando la claridad, y no hago más que dar vueltas recorriendo un círculo fatal. Cádiz es una cárcel redonda, cuya pared circular gira alrededor de nuestro cerebro... Me muero aquí.

Cubrió también de oro las salas. 10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de hechura de niños, los cuales cubrieron de oro. 11 El largo de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.

Aquí una cortina que tape la suciedad de la pared, allí una araña, más allá un jarrón con flores, todo discutido larga y calurosamente antes de ser colocado en su sitio. Las que más se distinguían en la obra de ornamentación eran D.ª Marciala y Marcelina, la primera por su actividad frenética, la segunda por su gusto y habilidad.

De pronto recordó: en la pared que había frente al escritorio de su padre había un gran cuadro que la representaba a ella a la edad de ocho años; un magnífico retrato de cuerpo entero, de Boldini, en el que su rostro infantil sonreía bajo la sombra dorada de sus largos cabellos.