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Con enérgicos rasgos, parcamente distribuídos, sabe trazar también los caracteres de los personajes subalternos, pero con contornos correctos y existencia independiente.

Como sólo le daban á comer parcamente, con arreglo á su trabajo, se esforzaba por que cada día su labor resultase más grande. Era imposible todo intento de fuga, pues ni por un momento cesaba la vigilancia en torno de él. Al llegar á la punta de la escollera donde colocaba sus rocas podía ver todo el puerto de la capital.

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Con la princesa no había que temer los escrúpulos que mostraba algunas veces Saldaña, enemigo del despilfarro. La gran señora hasta sentía desprecio por las personas que se aprovechaban parcamente de su generosidad. Don Marcos pudo cambiar de traje varias veces al día y sostuvo largas conferencias con sastres de renombre.