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Le dio varios palmetazos en los hombros, y él la vio salir con desconsuelo. Habría deseado que le acompañase algún tiempo más, pues sus palabras le producían mucho bien. «Oye una cosa... Si quieres llamarme temprano, hazlo... Yo te prometo que mañana estaré más formal que hoy». Si estás despierto, entraré.

Pedra se sentó, dando los buenos días, y la otra quedose en pie, sin alzar del suelo más que la cabeza de Almudena, en cuyos hombros dio fuertes palmetazos. «Tati quieta le dijo este enarbolando el palo. Cuidado con él, que es malo y traicionero... indicó la otra. Jai... ¿verdad que eres malo y pegar ? Yo ero beno; mala, b'rracha. No lo digas, que se escandalizará la señora anciana.

Su alegría de hombre sano y bien equilibrado era comunicativa. Nadie dejaba de reirse cuando a él se le ocurría hacerlo. Aquella noche Ventura estaba muy amable y daba palmetazos en las espaldas a su marido pidiéndole que callase, que no podía comer en paz.

No, hijo, no replicó la buena mujer, llegando por fin junto a él, y dándole palmetazos en el hombro . No vengo del cielo, sino que subo de la tierra por estos maldecidos peñascales. ¡Vaya una idea que te ha dado, pobre morito! Dime: ¿y es tu tierra así?». No contestó Mordejai a esta pregunta; callaron ambos. El ciego la palpaba con su mano trémula, como queriendo verla por el tacto.

Marcha, corre. Cuando se acabe la guerra, ajustaremos cuentas. Si eres valiente y vuelves vivo, a palmetazos te enseñaré a respetar tu nombre. Pero si eres cobarde, no vuelvas acá. Salimos a toda prisa, y montando en nuestras cabalgaduras, ocupamos las filas. Al punto se nos unió Santorcaz.

Cuando mi madre me llamó un día, y después de darme dos palmetazos porque tenía las manos manchadas de tinta, me dijo que había determinado casarme, sentí mucha alegría, y al volver a mi cuarto rompí todas las planas de escritura, diciendo a D. Paco que yo era un hombre y no me daba la gana de obedecerle. A todas horas pensaba en mi mujercita y en las delicias del matrimonio.

A ratos parecía incomodado, y expresándose cual si refutara opiniones que acabara de oír, daba palmetazos en los brazos del sillón: «Si siempre he sostenido lo mismo, si no es de ahora esta opinión.