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En materia de comunicaciones, tenemos carreteras generales en buen estado para las principales ciudades de España; los canales de Castilla, Aragon y otros: vapores para todas las líneas, y caminos de hierro de Madrid á Almansa y Alicante, de Valencia á Játiva, de Barcelona á Tarrasa, Granollers, Arenys de Mar y Martorell, de Cádiz á Jerez y al Puerto, de Reinosa á Alar, de Valencia al Grao, de Langreo á Gijon, de Tarragona á Reus: todas estas líneas están abiertas al público: en construccion avanzada, próximas á terminarse, tenemos la de Almansa á Játiva, y la de Madrid á Guadalajara tambien: estas dos líneas, ámbas grandes y de suma importancia, se darán al público ántes de un año: las líneas de Zaragoza á Barcelona, y de Madrid á Valladolid, en las que se trabaja sin descanso, se abrirán tambien á la circulacion pública ántes de tres años.

En general, la oftalmía que corresponde á los efectos de arsénico, se presenta con tumefaccion, sensacion de quemazon, ulceracion; y de esta manera se presenta tambien la oftalmía escrofulosa en los niños; otros medicamentos deben preferirse cuando los síntomas son menos intensos, tales como mercurio, azufre y carbonato de cal.

Y para hacer su pacotilla repuso el incorregible filósofo. Por eso os bendecimos, padre mío gritaron los otros contrabandistas a fin de ahogar aquella impertinente interrupción.

Lo son solamente las proposiciones propuestas, y lo son mucho mas los juicios que suelen seguirse á los afectos, como si Ticio llevado de la ira dixese: He de vengarme, y otros semejantes.

Siempre que he oído a una mujer hablar de las intrigas galantes, de los enredos y travesuras de las otras, he visto que de ella decían las otras mil veces más. Y en los labios de todo aquel de quien me han referido mil horrores por su conducta poco limpia en los empleos públicos, he oído también las diatribas más enérgicas acusando a los otros del mismo pecadillo.

La brigadiera, que no se recataba de nadie para hacer lo que se le antojaba, reprendió agriamente a Miguel en presencia suya, y entre otros insultos cometió la ligereza de llamarle mala casta. Oír esto y volverse loco tío Manolo, fue todo uno; por milagro no acabó allí mismo con su cuñada.

Del apellido Esquivel existían dos familias principales el siglo XVII, y para distinguirlas, el vulgo añadía á sus apellidos los nombres de los barrios donde tenían sus casas solariegas, llamando así á unos Esquiveles de San Vicente y á otros Esquiveles de San Pedro.

Surgían entre ellos numerosas rivalidades y apuestas, especialmente en esta época, que era cuando aumentaba la concurrencia del establecimiento. Los tres valentones pujaban en brutalidad, ansioso cada uno de alcanzar renombre sobre los otros. Batiste había oído hablar de esta apuesta que hacía ir las gentes á la famosa taberna como en jubileo.

Los esclavos hicieron desaparecer la cigarrera, mientras otros cargaban con los fragmentos de los cilindros de papel y barrían el temible polvo esparcido en el suelo. Poco á poco cesaron los estornudos y pudo reanudarse el desfile. A partir de este incidente, pareció que el público había perdido todo interés por los objetos del gigante.

Media hora había transcurrido, empleada por los ladrones en jurarse unos á otros no decir nunca á su capitán que habían perdonado la vida á un hombre, cuando de pronto apareció Parrón, trayendo al segador en la grupa de su yegua. Los bandidos retrocedieron espantados.