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Bolívar, que carecía del genio metódico de la guerra y de las calidades sólidas del político, derramó toda la poesía que rebosaba en su alma en bríndis, proclamas, discursos, boletines y acciones grandiosas dignas de la epopeya; procurando en esto marchar tras la huella de Napoleon, poeta en accion, cuyo genio militar se dilataba en presencia de las Pirámides ó evocando los recuerdos de la antigua Roma: y que se dormia bajo su tienda militar leyendo á Corneille ó á Ossian, como Alejandro leyendo á Homero, y derramando lágrimas de dolor á la idea de que no tendría un poeta semejante que cantase sus hazañas.

Todos esos aspectos variables, esas lentas ó rápidas transfiguraciones de la montaña, la hacen asemejarse vagamente á un gigante prodigioso que meneara la cabeza por encima de las nubes. Bien diferentes son las inmutables cimas de fijos perfiles que baña la luz pura del cielo de Egipto, de estas montañas cantadas por los poemas de Ossián.

Cuando la densa bruma Los valles enlutaba, Cuando la blanca espuma Los mares circundaba, Cual mágicos concentos Nacian los acentos Del arpa de Ossian. Al eco melodioso La bruma relucía, Y en carro vaporoso Celeste aparecía Poblando la colina, La sombra de Malvina, De Morven y Fingal.

Antes me solía acompañar en mis paseos, y algunas veces, al ver aparecer el lucero de la tarde, recitó esa poesía de Ossian, que hemos leído los dos en un ejemplar de Ana Sandow, y que empieza así: «Estrella del crepúsculo, que resplandeces soberbia en Oriente, que asomas tu radiante faz por entre las nubes y te paseas majestuosa sobre la colina..., ¿qué miras a través del follaje

Yo registré por todos los rincones y encontré varios libros de Walter Scott y los Poemas de Ossian, de Macpherson. Los sequé en el comedor, delante de la chimenea; les compuse la pasta y se los di a la hija del capitán. ¿Dónde los ha encontrado usted?-me preguntó ella. -Ahí, en la biblioteca. Debe haber más. Efectivamente, encontré muchos otros.

Quintana. Obras poéticas; un tomo. Ossian. Poemas gaélicos; 2 tomos. Jovellanos. Oraciones y discursos; un tomo. Víctor Hugo. Discursos; 2 tomos. =BIBLIOTECA de cuentos y leyendas de autores ingleses y norte-americanos.= =Traducida por M. Juderías Bénder.= Una carta de Miss Greenwood y cuatro cuentos de N. Hawthorne; un tomo, una peseta.

Yo le solía escuchar con las lágrimas en los ojos. Aquellos cantos de Ossian me parecían admirables. Hoy mi mujer tiene demasiadas cosas en qué ocuparse para corretear por el campo. Nuestro clan va aumentando y ella es la administradora. Yo le digo que es el buen tirano, la dictadora inteligente, la representación del gobierno ideal para los perezosos. Yo soy el vagabundo de la familia.

En los planos de las entrepuertas estaban pintados los héroes de la Ilíada escocesa: el bardo Ossián y su arpa; Malvina la de los redondos brazos y sueltas crenchas de oro; los guerreros bigotudos, con cascos de aletas y salientes bíceps, que se daban cuchilladas en los broqueles, despertando los ecos de los lagos verdes. Un sillón mullido y profundo abría sus brazos ante una estufa.

En los alrededores del predio de Son Febrer eran muchos los mozos que tenían la cara de don Horacio; pero su esposa la mejicana, alma poética, vivía muy por encima de estas vulgaridades, mientras con el arpa en las rodillas y los ojos entornados recitaba las poesías de Ossián.

Nubes de sangre flotaban ante mis ojos y me ocultaban el cielo; lágrimas tibias y pesadas, como las primeras gotas de una lluvia tempestuosa, caían de mis ojos, y la tierra huía bajo mis pies. Entonces hubiera querido partir y lo hubiese olvidado todo: mi papel, mis lápices y mi ossian.