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Se acordaba de la juventud del gran mago, de su primera mujer, Mina Planer, hacendosa y burguesa, que seguía la carrera de cantante como un oficio, pero que supo facilitar la producción creadora de su esposo defendiéndolo de los acreedores, organizando un hogar modesto que sin ella no habría tenido jamás el gran músico.

Parece ser que la castidad de D. Diego Valcárcel no era tan extremada como se creía; su verdadera virtud había consistido siempre en la prudencia y en el sigilo; sabía que el mal ejemplo y el escándalo son los más formidables enemigos de las sociedades bien organizadas, y él, visto que no le era posible conservarse en casta viudez, entre seducir a las criadas de casa y a las doncellas de su hija, y, tal vez, como la tentación le había apuntado varias veces a la oreja, a las respetables clientes, desamparadas señoras que acudían a su despacho en demanda de luces jurídico-morales, como él decía; entre esto y reglamentar el vicio, las inevitables expansiones de la carne flaca, optó por lo último, organizando con sabia distribución y prudentísimo secreto el servicio de Afrodita, como decía él también.

Ve que la Iglesia combatida por la protesta luterana necesita un fuerte auxilio, y lleva á la religión la disciplina del campamento, fundando, no una Orden, sino una Compañía, organizando un ejército negro que ofrece á los Papas, formando los soldados en el molde de su férrea voluntad, sin afectos de familia, sin pensamiento propio, con la rigidez de los autómatas, con esa insensibilidad que hace invencible.

Los picos, los cabos de la región desolada, al lado del nombre de Franklin ostentan el de nuestro Bellot y tantos otros que abandonaron el dulce regalo de la vida normal para salvar la de un inglés. Por su lado John Ross habíase ofrecido á dirigir á los nuestros en busca de Blosseville, organizando por mismo la expedición.

Seamos serios: están organizando una partida, vamos, a reunimos a nuestros amigos, salvo que usted no prefiera... Yo no prefiero nada al placer de seguirla a usted, de verla, de oírla... Martholl transportó sillas de tijera y se instalaron a fin de poder conversar mirando el juego.

¿ hispañol? decían al capitán Ferragut . Mis antiguos nascieron allá. ¡Terra fermosa!... Pero no querían volver á ella. Les inspiraba miedo la patria de sus abuelos. Temían que, al verles de regreso, los españoles actuales suprimiesen las corridas de toros y restablecieran la Inquisición, organizando una quema todos los domingos. Oyendo su lenguaje, el capitán recordaba una fecha: 1492.

El ilustre jefe colombiano, aun cuando no fuera por su ardiente amor hácia la causa de la libertad de la América del Sud, no podia mirar con indiferencia los peligros que vendrian á amenazar la obra por él realizada hasta alli si las armas españolas llegasen á entronizarse en el Perú; y cuando recibió la triste noticia de los últimos desastres se hallaba en la provincia de Huamalies organizando tropas y esperando refuerzos de su república para continuar las operaciones de su cuenta y riesgo, pudiendo oponer de alli á poco á las desgracias ocurridas un ejército de 4.000 patriotas del pais y 6.000 colombianos.

El hombre era libre y podía escaparse del tirón de los muertos, organizando su vida con arreglo a sus deseos, cortando el lazo de esclavitud que le soldaba a estos déspotas invisibles. Cesó de soñar; se sumió en la nada con el placer íntimo y silencioso del trabajador que descansa después de una jornada provechosa.

Hagamos para ello mas que observaciones de paso; principiemos metódicamente la reconstruccion de esos orígenes, cooperando al objeto cada una de las repúblicas en que está dividido el continente, organizando trabajos en ese sentido y agregando al esfuerzo individual los elementos oficiales.

Después de este acto del impaciente Rojas, se fué organizando la expedición, compuesta de una docena de jinetes, todos con carabinas, y al frente de los cuales se colocaron el ingeniero y el comisario. La noticia había circulado por el pueblo y acudieron grupos de mujeres y chiquillos para ver la salida de la tropa montada.