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Fué este el rey D. Sancho I, hijo de D. Ordoño III. Ibn' Abdi-r-rabbihi, cit. por Al-Makkarí en el cap. V, lib. VI de su Hist. Mas adelante hablaremos de este procedimiento llamado por los árabes el Sofeysafá, empleado con profusion y admirable efecto en el mihrab de la mezquita que vamos describiendo.

El juez de los mozárabes que servia de intérprete á Ordoño, cuando Al-hakem rompió el silencio dando al destronado la bien venida, espuso en términos comedidos y con reiteradas protestas de sumision y obediencia, el objeto de la venida del príncipe cristiano: solicitó para él y su pueblo la poderosa proteccion del califa, obligándose á reconocerle siempre como su señor feudal si le ayudaba á recuperar el trono, y finalmente para encarecer lo mucho que confiaba en su poder y justicia, rogóle que constituido en árbitro de las diferencias de entrambos primos, decidiese á cuál de los dos correspondia en buena ley la corona.

Pues ya que insensiblemente nos hemos convertido en narradores de las ostentosas ceremonias de la corte de los Umeyas en Azzahra, justo será antes de pasar á describir las demas bellezas artísticas de este palacio, evocar aquella magestuosa escena de la recepcion del rey D. Ordoño IV de Galicia, cuando fué á solicitar del mismo califa Al-hakem auxilio y proteccion para recuperar el trono de que le habia despojado su primo D. Sancho con la poderosa intervencion de Abde-r-rahman An-nasír.

Los valerosos cristianos se fortalecen en el barrio de oriente mientras D. Ordoño Alvarez y D. Alvar Perez de Castro envían corredores á Fernando con la noticia de tan inopinado suceso, y pidiendo refuerzos. Los moros por su parte, trocado el primer espanto en rabioso corage, piden tambien auxilio á su Amir ausente para esterminar á los invasores. ¿Qué hace Aben Hud al recibir la triste nueva?

El monarca que al estampar la huella en el solio causa una especie de frenesí de júbilo en su corte; que al año siguiente de su entrada en Córdoba en medio de entusiastas aclamaciones pudo decir con orgullo á sus enemigos «la gracia del sultan hace llover beneficios sobre las casas de los buenos vasallos, pero su cólera es capaz de coronar ochocientas almenas de sus murallas con ochocientas cabezas de rebeldes ; finalmente, ese rey tan halagado de la suerte en las batallas, que difundiendo el terror del nombre agareno por los estados de D. Ordoño lleva sus armas victoriosas hasta las orillas del Garona , no es mucho que embriagado por el incienso de las lisonjas, sea ciego como su padre á los patentes avisos del cielo.

Que he de morir si os perdiese, Blanca, por vos será cierto, O ha de ser vuestra belleza De mi esperanza el remedio. De Don Lope estad segura Que será bronce en quereros; Doña Elvira á Ordoño adora: Ni la quise, ni deseo.

Oyó el califa la peticion con agrado, ya porque conviniese á su política favorecer á Ordoño, ya porque hubiese este acertado á defender su causa con habilidad, y accedió á ella esponiendo como máxima incontrovertible de derecho internacional, que el haber sido bien recibido D. Sancho por su padre An-nasír no era una razon para que él desairase á D. Ordoño.

Las victorias sucesivas de Ordoño I, Alfonso el Magno y Ordoño II, dilataron los dominios de esta monarquía, que entonces se llamó de León, hasta la bahía de Vizcaya, el Duero portugués y los montes de Guadarrama.

Salió un palaciego con el deseado aviso, y Ordoño subió al terrado de los pabellones, y al llegar al de oriente donde el califa le aguardaba, dejó su albornoz, se descubrió la cabeza, y en actitud de admiracion y respeto permaneció un rato como absorto contemplando la magestad y grandeza que tenia delante.

«... Vos doy e conçedo los diezmos de mi almoxarefadgo, alguacilado de las quintas salinas e mi tienda, e de todos los réditos que tengo en Córdoba, a vos fago donacion de dos fornos e aquellas dos aceñas que fueron de Ordoño Alvaro, e vos doy quinientas aranzadas de viña e cien aranzadas de huerto e la tercera parte de todo mi olivar, etcPrivilegio citado.