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El trabajo de la elección, l'embarras du choix, como él mismo decía, no fue para Villamelón grande, porque en ningún orden de ideas era descontentadizo.

Aquí mata, á la vista de los espectadores, á muchos niños, rehenes de los ciudadanos de Memphis, y arroja sus cabezas al campo de los sitiadores; después es asesinado por los de su séquito, que ofrecen su cabeza á Orodante, y mueren como traidores por su orden.

En el exámen de las cosas inmateriales importa notar los principios de luz natural, las conseqüencias que nacen de ellos, las reflexîones mentales, que acompañándolos las ilustran, y el orden, conexîon y enlace, que entre tienen para sacar de verdad en verdad la manifestacion de lo oculto.

En algunas ocasiones habían llegado hasta los mismos lugares de combate, oyendo el silbido de los proyectiles. El nombre de la mayor aparecía citado en una orden del día. Y siempre el mismo comentario final: «Eran buenas. Algo locas, pero de hermoso corazónTranscurrió un año de guerra. Un día circuló la noticia de que Berta había muerto, víctima de su abnegación.

Cuando las cosas marcharon con regularidad y se aseguró en Madrid el orden, apenas turbado, y la Junta se apoderó de Palacio en toda regla, nombrando quien lo custodiase, y estableciendo en él una guardia del ejército, los habitantes del barrio palatino se tranquilizaron por completo respecto de su seguridad personal; mas otra especie de inquietud les embargaba, y era que no tardarían en ser expulsados de lo que había venido a ser el Palacio de la Nación.

Hasta fuera de la villa fué en nuestra compañía D. Paco, el cual recordaba a su discípulo las máximas de Alejandro sobre la guerra, recomendándole una y otra vez que las pusiera en práctica al pelear contra los franceses, y que cuidase de sostener siempre el orden oblicuo, disponiendo una segunda línea para asegurar las espaldas y los flancos, «porque a esto decía debió el gran Macedonio que siempre quedaran victoriosas sus difalangarquías y tetrafalangarquías».

Fe de bautismo de Velázquez Entra Velázquez al servicio del Rey Orden aclaratoria de otra anterior mandando dar ración a Velázquez Pago de Los borrachos y otras obras Velázquez pide el pago de sus gajes Propuesta al Rey sobre reforma en la concesión de los vestidos de merced Manda el Rey que se paguen a Velázquez atrasos de sus haberes

Pero su bondad era estrechísima: dividía en castas la pobreza; y a cambio del dinero exigía una supeditación absoluta a todo lo que él pensase y amase. Era capaz de aborrecer a su propia familia, de sitiarla por hambre, si creía con ello servir a su Dios; a aquel Dios a quien profesaba inmensa gratitud porque hacía prosperar los negocios de la casa y era el sostén del orden social.

Los remilgos eran fingidos, pero el que se propasaba se exponía a salir con las mejillas ardiendo. Las virtudes que había allí sabían defenderse a bofetadas. En general, se movía aquella multitud con cierto orden. Se paseaba en filas de ida y vuelta. Algunos señoritos se mezclaban con los grupos de obreros.

Un bando de Facundo ordenó que todos los habitantes de la ciudad de La Rioja emigrasen a los Llanos, so pena de la vida, y esta orden se cumplió al pie de la letra. El enemigo implacable de la ciudad temía no tener tiempo suficiente para ir matando poco a poco, y le da el golpe de gracia. ¡Qué motiva esta inútil emigración? ¿Temía Quiroga? ¡Oh, ! ¡Temía en este momento!