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En tanto que las armas catalanas y griegas se ocupaban en su misma ruina, los turcos libres del miedo que el ejército de entrambas les pudiera dar, si concordes y unidos prosigueran la guerra, volvieron á seguir el curso de sus victorias, y ocupar las Provincias de la Asia, no teniendo ejército que se les opusiese á la corriente de su próspera fortuna.

Pasó Orellana el rio con estas noticias, con intencion de cortar á los que se hubiesen dirigido por Juliaca; pero no encontró ninguno que se lo opusiese, antes bien, los indios del pueblo de Guaca y sus inmediaciones, escarmentados ó temerosos por la funcion antecedente, se presentaron pidiendo con humildad el perdon é indulto general de sus vidas y haciendan, que se les concedió desde luego, sin inferirles perjuicio alguno, y continuando sus marchas hasta Puno, entró felizmente en esta villa, despues de haberse mantenido en la campaña doce dias, y desde luego se repitieron á la Soberana Emperatriz de los cielos solemnes gracias, por la cuidadosa proteccion que se dignó dispensar á las armas de S.M., como que se reconocia por primera causa de aquellas felicidades.

Baxa el exército de los Catalanes á Thesalia, y por concierto dexan esta Provincia, y pasan á la de Achaya. En entrando la primavera, salió el exército del valle y baxó á Thesalia, sin haber enemigo que se le opusiese, con que libremente se hicieron contribuir de la mayor parte de sus pueblos que viven en lo llano.

Después de esto los Turcos soberbios, y atrevidos con la victoria tan sin pensar alcanzada, corrieron por toda la provincia de Thracia talando, y destruyendo lo que podian, sin que Andronico se les opusiese; y esto por el espacio de dos años, con tanto temor de los naturales, que dexaron de salir á cultivar la tierra. Philes Paleologo vence á los Turcos, con que todos quedaron muertos, ó presos.

El muchacho, dejando de lado estudios, carreras y superfluidades por el estilo, quería casarse. Como probado, no había sino dos cosas: que a él le era absolutamente imposible vivir sin su Lidia, y que llevaría por delante cuanto se opusiese a ello. Presentía o más bien dicho, sentía que iba a escollar rudamente.

Andronico tuvo aviso de la pérdida de Recrea, en tiempo que juzgaba á los pocos Catalanes huyendo la vuelta de Sicilia, y para atajar los daños que Berenguer hacia de toda aquella ribera de mar, que los Griegos llamaban de Natura, mandó á Calo Juan Déspota su hijo, que con cuatrocíentos á caballo, y la infantería que pudiese recoger se opusiese á Berenguer, y le impidiese el hechar gente en tierra.

Salta á los ojos que en este concepto de la extension infinita, se prescinde de todas las condiciones de realidad; y que no sabemos todavía, si en la naturaleza de los seres extensos, se hallaria algo, que se opusiese á la absoluta infinidad de su extension; y por consiguiente ignoramos, si hay aquí alguna contradiccion latente, que no podemos conocer por solo el concepto general.

Como la accion del arsénico se concentra en el sistema nervioso que preside á las funciones nutritivas y vegetativas, y como de estas emanan los graves desórdenes que estallan en otros aparatos, resulta que la reaccion y las inflamaciones que produce tienen el carácter de tension y de quemazon que, aun en lo mas intenso de su agudeza, se alivia por el calor esteriormente aplicado, como si este calor se opusiese momentáneamente á la descomposicion, á la alteracion de los líquidos y á su estancacion asténica.

Considerándose Don Felipe encargado de cumplir la misión civilizadora de este pueblo, fue el campeón de la Iglesia católica, y bajo sus auspicios, desplegando hasta mayor generosidad que con España con los países sometidos, ya el mismo monarca, ya sus vasallos imitándole, protegieron las ciencias y las artes, erigieron monumentos, fundaron templos, palacios y establecimientos piadosos y favorecieron, en vez de reprimir, todo progreso, toda mejora material y toda teoría o sistema científico o filosófico que no se opusiese al dogma revelado, oposición entonces harto menos frecuente que en el día.

Su esposa aceptaba con gusto estas ausencias. No era que el millonario se opusiese á los gustos de su mujer é interviniera en su vida; pero se sentía mejor cuando estaba sola, sin ver aquellos ojos fríos, que no transparentaban el más leve reproche, y que á ella se le antojaba que la seguían en todos sus movimientos, como una protesta muda.