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Daniel, quejoso y colérico, describe el oprobio del pueblo de Dios, preso en Babilonia; el Pensamiento le cuenta, que Baltasar se casa aquel mismo día con la Idolaría, poderosa reina de Oriente. Ruido de trompetas. El rey Baltasar se presenta con su esposa la Vanidad, y recibe á la segunda esposa, que aparece con gran pompa.

De repente brilla de nuevo el alma del Príncipe en toda su pureza y sublimidad; su espíritu casi se ha despojado de los lazos mortales, que lo encadenan, y la muerte le hace prorrumpir en palabras de una energía indescriptible, como si viniesen del imperio de lo eterno, y anunciasen la verdad, también inmutable. «¿Cómo es posible dice J. Schulze encontrar palabras bastante expresivas, para alabar como se merece al poeta, que ha sabido hacer brillar el espíritu divino de su héroe, ofreciéndolo en toda su desnudez, desde el abismo del oprobio y de la humillación más completa, de tal manera, que el astro de este hombre celestial aparezca más esplendente en medio de la noche más obscuraEsta escena es de las más sublimes, que ha creado hasta ahora la poesía, demostrando lo que nunca se ha representado en esa forma: la grandeza espiritual y moral reduciendo á polvo, por su superioridad, á todo lo terrestre, y manifestando y descubriendo lo divino en la suprema elevación del alma humana.

3 Dirás, pues: Así dijo el Señor DIOS: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de , para que venga su hora, y que hizo ídolos contra misma para contaminarse! 4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado con tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tus días, y has llegado a tus años; por tanto, te he dado en oprobio a los gentiles, y en escarnio a todas las tierras.

18 Volverá después su rostro a las islas, y tomará muchas; mas un príncipe le hará parar su afrenta, y aun tornará sobre él su oprobio. 21 Y sucederá en su lugar un vil, al cual no darán la honra del Reino: vendrá empero con paz, y tomará el reino con halagos. 22 Y con los brazos serán inundados de inundación delante de él, y serán quebrantados; y aun también el príncipe del pacto.

Pero ¡ó barbaridad inaudita! no fué así, pues con opróbio de la misma racionalidad, y menosprecio del adorable Sacramento, de las sagradas imágenes, y de toda la corte celestial, se convirtió el templo en cueva de facinerosos, que con sacrílegas manos quitaron la vida al cura y á cinco sacerdotes, pasando á cuchillo mas de 1,000 personas, entre hombres, mugeres y criaturas, quedando el santuario convertido en pielago de sangre inocente, y salpicados con ella los altares.

¿Quien duda que San Pedro, como vido Su templo de los malos profanado, Pues fué de su Señor el elegido Por, cabeza y pastor de su ganado, Que no dijo: "¿Señor, porque has querido A tu pastor dejar desamparado? Mira que está en oprobio tu rebaño, Remedia, buen Jesus, tan crudo daño."

Y vosotros, qué sois? flojos pigmeos Sin brazos, sin espada, sin creencia, Temblando ante el tirano como reos Sofocando la voz de la conciencia...! Y bebereis oprobio eternamente Sin levantar la deslustrada frente!

12 Y tomaré el remanente de Judá que pusieron sus rostros para entrar en tierra de Egipto para morar allí, y todos serán consumidos en tierra de Egipto; caerán a cuchillo, serán consumidos de hambre; a cuchillo y hambre morirán desde el más pequeño hasta el mayor; y serán por juramento, y por espanto, y por maldición, y por oprobio.

Y con saberlo el Conde, sabría su delito y su oprobio, y se presentaría como juez severo e irritado, y con una sola palabra de desprecio la mataría. La Condesa, atormentada por su conciencia a par que anonadada por el miedo que tenía al Conde, deseaba la muerte para descansar, y sin embargo, ansiaba vivir, y singularmente sobrevivir a su marido.

Un mal médico mata á sus enfermos, un mal arquitecto tal vez construya edificios que se hunden con estrago espantoso, un mal zapatero nos estropea los pies, un mal sastre nos afea con sus trajes ridículos, un mal cocinero nos envenena ó nos mata de hambre, un mal político causa la miseria y el descrédito de su nación, y un mal general expone sin plan y sin objeto la vida de sus soldados y aun llega á causar el empobrecimiento, el oprobio y la ruina del Estado á quien sirve.