United States or Norway ? Vote for the TOP Country of the Week !


Quevedo, que tenía siempre valor para dominar las situaciones más difíciles, que no desatendía jamás ninguna circunstancia por ligera que fuese, se acercó á la mesa, desdobló el papel y le leyó: «Don Juan decía : He tenido la desgracia de conoceros y de que no me améis: mi vida es demasiado horrible para que yo la conserve, y me habéis hecho demasiado daño para que yo quiera vengarme de vos; me he vestido de boda para acudir á vuestra cita; de esa cita saldré envuelta en una mortaja; sois noble y generoso, y el único medio que tengo para que no me olvidéis jamás, es morir en vuestros brazos; cuando leáis este papel, habré muerto ya; os amo, os amo tanto, que todo por vos lo pierdo; hasta mi alma; que no me olvidaréis nunca, mientras viváis, y quiero mejor vivir muerta en vuestro pensamiento, que vivir muriendo lejos de vos, abandonada, despreciada por vos; que mi recuerdo no os haga infeliz; amad... amad mucho á vuestra esposa, porque si os ama como yo os amo, y un día se ve desdeñada por vos como yo me he visto, morirá como yo muero.

No, no por cierto, don Juan; es que me he vestido de boda. ¡Ah! ¡para casaros conmigo! No, porque vos sois casado. El esposo que he elegido, será enteramente mío, y yo seré enteramente suya; nada alterará la paz de nuestra unión; nadie podrá separarnos; fiel yo para él, él será fiel para , y ningún pensamiento, ningún recuerdo ajeno empañará nuestra unión. ¿Es decir, que me olvidaréis? .

Para acabar añadió Fabrice , creo que no tengo que imponerte un plan de conducta durante ese breve período;... Supongo que no olvidaréis ni ni el marqués de Pierrepont el respeto que se debe a un hombre cuyos días están contados. Y, una vez pronunciadas estas palabras, la dejó dirigiéndose al taller.

Id con Dios, id con Dios, don Francisco, y al menos escribiéndonos, no nos olvidaréis. Así haré, porque como escribiendo me divierto, en escribir soy diligente. Y adiós, fray Luis, y no me detengáis más, que estoy decidido y aún me queda que hacer, y ansia tengo por acabar. ¿Y no os despedís de esa desdichada?

Pero no hagamos historia y sigamos nuestro cuento. ¿Y olvidaréis, señor, lo que me habéis prometido para mi sobrinillo? dijo Elías. ¡Ah!, yo quisiera que V.M. le conociera: es el botarate mayor que ha nacido. Anoche habló en La Fontana y les volvió locos. Le aplaudían con unas ganas ... Yo también le aplaudí. Con tres oradores así nos hubiéramos ahorrado mucho dinero. El pobre ha hecho bastante.

Que cuando salgáis de aquí llevaréis de tal recuerdo, que no me olvidaréis jamás. ¿Qué misterio tan incomprensible es este que os arranca de mis brazos, que os defiende de , que me desespera, que me mata?... Mi amor. Extraño amor que se complace en despedazarme. Amor desdichado, muerto apenas nacido. Dorotea, no me obliguéis á ser villano. Conmigo no podéis ser más que lo que sois.

Sufriría demasiado. Mi situación será siempre inferior ... No olvidaréis nuestros antiguos disentimientos, mi resistencia y mi derrota ... Á ti, te amarán; á , me tolerarán ... Yo no podré soportarlo y volveré á ser mala ... y os haré daño á todos ... Esta confesión turbó á Roussel más que todo lo que acababa de oir.