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La frente, blanca como un jazmín, los rosados pómulos, la redonda barbilla, los labios entreabiertos que daban paso al hálito suave, dejando ver los nacarinos dientes, brillaban al tocarlos la fuerte y cruda claridad; la cabeza la sostenía con un brazo, al modo de las bacantes antiguas, y su mano resaltaba entre las obscuridades del cabello, mientras la otra pendía, en el abandono del sueño, descalza de guante también, luciendo en el dedo meñique la alianza, y un poco hinchadas las venas, porque la postura agolpaba allí la sangre.

Estuvo a su lado en las largas navegaciones, cuya monotonía incita a hablar; pasó con él horas de peligro, que son horas de confesión; pudo conocer mejor que nadie las obscuridades de su primera vida, antes de la celebridad, y sin embargo, al escribir los orígenes del Almirante muestra una visible incertidumbre, como si poseyese un secreto que teme hacer público.

En más de una ocasión las autoridades eclesiásticas y civiles tuvieron que intervenir en tales procesiones de penitencia, á las que hubo pícaros que acudían con fines no muy santos, aprovechándose de lo encubierto de los rostros, la mezcla de sexos, y las obscuridades de las noches.

El globo estaba erizado de chimeneas; las inmensidades del Océano ofrecían siempre en el horizonte un punto negro y una nubecilla de humo; cascadas y ríos creaban al rodar fuerza y luz; las grandes barreras de piedra que llegan con su cumbre hasta las nubes sentían perforadas sus entrañas por un rosario de hormigas férreas resbalando sobre cintas de acero; en las obscuridades submarinas vibraban como bordones inteligentes los cables conductores del pensamiento; fuerzas misteriosas y hostiles trabajaban esclavizadas para el bienestar común; las antiguas hambres habían desaparecido gracias a las flotas inmensas que surcaban a todas horas el Océano, compensando con el sobrante de unos pueblos la carestía de otros; el hombre, hastiado de su reciente señorío sobre la costra terráquea, se lanzaba en el espacio, aprendiendo a volar.

Líbreme Dios de meterme en embrollos y en obscuridades; que no soy yo cortesano de los que hoy se usan, ni mis consejos serían para seguidos; y pues mejor es no aconsejar que aconsejar al aire, dejadme ir á donde mis consejos se oyen y aprovechan, y no me queráis aquí; que en cuatro días que hace que en esta última vez en la corte ando, han sucedido cuatro mil desgracias.

Los diversos apuntes manuscritos de los que hemos ido extractando y compaginando esta historia hasta ahora clarísima, presentan aquí contradicciones que conviene resolver y obscuridades que conviene disipar por medio de hipótesis. ¿Cómo pudo Morsamor salir del misterioso y fantástico país de los mahatmas y hallarse de nuevo en terreno de ser y realidad más reconocidos?

Orfeo regresa en la negra barca, en cuyo mástil descansa una cruz, y canta: .....Abrid, Confusas obscuridades, Las aldabas y cerrojos De vuestra lóbrega cárcel. Acompañado de los vítores de los rescatados, las dos embarcaciones se dirigen en triunfo al Alcázar de la paz eterna.

Allí me dijo el misterioso guía que tocase con la lanza, lo que me guardé mucho de ejecutar; pero cuando llegamos a la torre aislada de las almenas y me ordenó que no llamase, entonces la levanté y di con ella un gentil bote contra la muralla, la cual maravillosamente se abrió de par en par, no dudando yo de seguir al soldado por aquellas obscuridades.

Pero, en general, se debe confesar que Martinán no se sumía en estas obscuridades de la lógica sino cuando algún paisano tenía la mala ocurrencia de hacerle beber quieras que no unas copas de aguardiente. Formaban la base de su sistema ciertos axiomas que consideraba fuera de discusión.

Como toda curiosidad pública vivamente excitada, no se satisfizo aquélla completamente, pues para que Ben-Farding no sufriese con la luz del día la impresión dolorosa de que estaban amenazados unos ojos como los suyos, que tantos años habían estado sepultados en las obscuridades de aquellos subterráneos, habían enratonado o empastelado su persona en un alcartaz o cucurucho de papel de figura piramidal, bordadas en él algunas flores con puntas de alfileres, para que por tan leves hendiduras pudiese respirar aquel loco empapelado.